El ‘ecologista’ Sánchez cede ante Francia: incluye la nuclear como energía ‘cero emisiones’ subvencionada
España busca un acuerdo global del Consejo de la UE y, de paso, reforzar las opciones de Nadia Calviño a presidir el BEI
El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, quiere cerrar con un consenso global la presidencia española del Consejo de la UE que ostenta hasta el próximo 31 de diciembre. Según un discussion paper de la presidencia española que se ha filtrado a la opinión pública, Sánchez ha incluido la energía nuclear en el listado de energías limpias (de emisiones cero) en una propuesta de documento que se negocia en la capital europea.
La operación encabezada por la presidencia española situaría a la energía nuclear en posición de recibir parte de las cuantiosas ayudas que Bruselas tiene preparadas para financiar la transición energética de la Unión al mismo nivel que tecnologías como la eólica, la solar, el hidrógeno verde o el biogás.
La propuesta, incluida en un documento sobre la Net Zero Industry Act -en negociaciones técnicas en Bruselas- supone, en definitiva, ceder a las presiones de Francia, que basa en esta fuente de energía su sistema eléctrico. Sin embargo, la propuesta puede chocar con la negativa alemana a promover y, aún menos, apoyar el desarrollo de la energía nuclear.
Nuclear bajo la sombra del BEI
Este apoyo del Gobierno Sánchez a la energía nuclear es entendido en el sector energético como una maniobra política de alcance. Según esa teoría, del refrendo de las demandas francesas puede resultar un apoyo desde el Palacio del Elíseo parisino a la candidatura para presidir el Banco Europeo de Inversiones (BEI) de la vicepresidenta primera y ministra de Economía española -en fusiones- Nadia Calviño.
La ministra de Economía española en funciones parece haberse convertido en los últimos meses en una de las principales candidatas al puesto junto a la Comisaria Europea de Competencia, la danesa Margrethe Vestager.
La proposición que ha presentado el Ejecutivo de Sánchez, sin embargo, choca frontalmente con la política mantenida hasta ahora en España respecto a la energía nuclear. Una política de no autorizar nuevas centrales nucleares, avanzar hacia el cierre de las que han concluido su ciclo de vida (como la de Garoña en Burgos) y la de no prolongar los años de utilidad de las centrales en funcionamiento.
La nueva clasificación de industria Net Zero -según su denominación en inglés- considera tecnologías estratégicas la fisión nuclear y las tecnologías del ciclo del combustible nuclear como las actualmente en funcionamiento. Uno de los puntos de fricción en toda la negociación de la reforma eléctrica europea ha sido, precisamente, la concesión de ayudas a la energía nuclear, de la que Francia ha hecho bandera.
Esta consideración de energía limpia es clave para la industria. La Ley sobre la industria de cero emisiones netas es una iniciativa derivada del Plan Industrial del Pacto Verde, cuyo objetivo es ampliar la fabricación de tecnologías limpias en la UE. Eso supone aumentar la capacidad de la Unión Europea para fabricar tecnologías que apoyan la transición hacia una energía limpia y liberar con ello emisiones de gases de efecto invernadero extremadamente bajas, nulas o negativas cuando funcionan.
De hecho, el enfrentamiento entre Francia y Alemania por la calificación del llamado hidrógeno rosa (generado con energía nuclear) como fuente de energía cero emisiones llevo al gobierno galo a vetar el H2Med, el hidroducto que conectará Portugal, Francia, Italia y Alemania para el suministro de hidrógeno para la industria y la calefacción del país.
Con la propuesta de la presidencia española de incluir a la nuclear en la lista de tecnologías limpias que pueden beneficiarse de las ayudas europeas pretende obtener el consenso necesario para liberar un ingente volumen de inversiones y ayudas (hasta 20.000 millones de euros solo en subvenciones), con las que acometer la tan ansiada transición -e independencia- energética europea.
La Comisión Europea que preside Ursula von der Leyen pretende asegurar la independencia energética de la Unión y evitar situaciones como el desabastecimiento y la posterior escalada de precios del petróleo y el gas natural tras el ‘cierre del grifo’ ruso con motivo del apoyo de la UE a Ucrania tras la invasión de Rusia.
Según Bruselas, Europa necesita invertir 210.000 millones de euros por parte de los sectores público y privado para eliminar gradualmente el suministro de combustibles fósiles rusos hasta 2027 en el conocido Plan REPowerEU. De hecho, el Banco Europeo de Inversiones (BEI) tiene previstos 225.000 millones de euros para préstamos que financien esta transición energética (especialmente a través del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia). Pero eso exige un acuerdo mayoritario entre los miembros de la Unión; algo que el Gobierno en funciones de Pedro Sánchez pretende desencallar con su propuesta.
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