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La ‘bicefalia’ sindical se rompe: UGT y CCOO pierden medio millón de afiliados en diez años

Comisiones Obreras (CCOO) y Unión General de Trabajadores (UGT) no representan con su clara tendencia política a todos los trabajadores, algo que se va reflejando poco a poco en un mapa sindical español en el que poco a poco va desapareciendo la ‘bicefalia’.

Con clara tendencia progresista -algo que ni Pepe Álvarez (UGT) ni Unai Sordo (CCOO) esconden-, los dos principales sindicatos de nuestro país han perdido ya medio millón de afiliados desde que alcanzaran su pico en 2008, tal y como aseguran desde CSIF, que se basa en datos de las propias organizaciones a los que ellos han tenido acceso.

Además, torpezas inequívocas como el posicionamiento en favor de los golpistas catalanes presos han perjudicado gravemente a sus afiliados, que ahora están en el entorno de los 1,8 millones de afiliados que juntan entre sendos sindicatos (con unos 900.000 mil cada uno).

Uno de los sindicatos que más beneficiados se han visto por la caída en la afiliación de CCOO y UGT es CSIF, que ya supera los 210.000 socios gracias, en gran medida, al músculo que el sindicato ha ganado en un sector privado en el que ha cuadruplicado su representación en una década. Además, el hecho de que sea el sindicato mayoritario en las Administraciones Públicas les hace ser ya el tercero por orden de importancia.

Tanto es así, que el pasado mes de marzo el presidente de CSIF, Miguel Borra, mantuvo una reunión con el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, en la que le expuso el crecimiento exponencial de la organización, «a tenor de los datos y la desigualdad de condiciones respecto a las organizaciones de clase, en materia de financiación y estructura».

Se trató aquella de la primera reunión en la historia del sindicato con el presidente de la CEOE. «CSIF es un sindicato que lleva en su ADN en el sector público, que nació con las primeras elecciones en la Administración y cuya presencia en la privada era hasta hace poco testimonial, fundamentalmente en algunas empresas de construcción y de vigilancia», señala Borra.

Sea como fuere, lo cierto es que el posicionamiento político de las dos principales organizaciones sindicales -CCOO y UGT- ha perjudicado gravemente a sendas instituciones, que se han visto obligadas a recular en múltiples ocasiones ante la amenaza de una estampida, como sucedió cuando acudieron a las diferentes manifestaciones en favor de la república de Cataluña y de los golpistas presos y prófugos.