Economía
Inner XXI

Bernardo López Arranz, fundador de Inner XXI: «Una obra no es siempre sufrimiento, sino un camino a disfrutar»

Bernardo López Arranz, fundador de Inner XXI, acumula más de treinta años de experiencia en el desarrollo de proyectos de interior exclusivos, tanto en viviendas como en oficinas y locales. La personalización de cada trabajo ha convertido a su compañía en un referente en el mundo del diseño de interior, en el que Inner XXI, compuesto por arquitectos, ingenieros, técnicos, interioristas y un equipo de ejecución de obra propio, ofrece a sus clientes un trato diferencial. 

OKDIARIO ha tenido la oportunidad de entrevistar a Bernardo López Arranz, que ha repasado cómo ha cambiado el sector en los treinta años que acumula como profesional en la industria.

Pregunta: ¿Cómo ha cambiado el negocio en los 30 años que llevas en el sector?

Respuesta: La verdad es que ha cambiado sustancialmente porque las casas en las que estábamos acostumbrados a vivir en la época de nuestros padres han cambiado. La gente ahora disfruta mucho más de su casa, los espacios se utilizan a tope, el precio de la vivienda se ha multiplicado por diez y las casas son casas para vivir. No tiene nada que ver con el concepto de casa que se tenía antes.

P: ¿Resultó el 2008 un punto de inflexión para el negocio inmobiliario?

R: Sí. Hay muchas empresas que desaparecieron y muchas que nos mantuvimos. Se hizo una limpia importante porque había demasiada gente en el mismo nicho de negocio, y ahí la verdad es que se filtró un poco. Cuando no tienes dinero para comprarte una vivienda lo que haces es, dentro de lo posible, adecuar la vivienda.

P: ¿Qué diferencia a Inner XXI del resto de compañías del sector?

R: Al final somos una empresa de servicios. Nos debemos a nuestros clientes y le damos una atención personalizada. Estamos pendientes de cada proyecto, nos preocupamos del proyecto como si fuese nuestra propia casa, acompañamos siempre al cliente, pendientes siempre de sus necesidades. Al final, eso es lo que te hace ser diferente a los demás en un segmento realmente complicado. Realmente, el elemento diferenciador está en el tiempo que tardes en reaccionar ante un problema y la cercanía con el cliente.

P: ¿Cuándo sales contento y satisfecho con un proyecto realizado?

R: Es un proceso muy bonito desde que empiezas un proyecto de cero hasta que lo acabas, porque disfrutas mucho las fases intermedias. Mucha gente  tiene la idea de que una obra es siempre sufrimiento, y nosotros tratamos de quitarle esa idea a la gente de la cabeza porque realmente si están bien acompañado y eliges un buen profesional es un camino para disfrutar. Entonces, cuando tú vas a viendo las diferentes fases de la obra, y ves que con el resultado final el cliente se emociona, te da las gracias, comparte contigo… Al final, formas parte de su vida en ese momento. Yo creo que al final es un éxito de todos, tanto nuestro como del cliente. Es ahí cuando más contento te sientes.

P: La calidad y el tiempo, ¿van ligados?

R: El tiempo, al final, prima. Ese binomio es difícil de conjugar. Pero, si realmente arrancamos con un proyecto bien definido, tenemos unas calidades claras, no hay mucho cambio intermedio… realmente, si la gente en la que te apoyas es buena, como tenemos nosotros la suerte, al final se consigue. El tiempo es importante, pero también tener un proyecto claro.

P: ¿Cómo se mantiene viva la ilusión tras 30 años en el sector?

R: No es fácil. Yo me tuve que reinventar porque toqué techo y me cansé de lo mismo. Pero al final empiezas a seleccionar también el tipo de cliente. Para que el proyecto sea bueno, el cliente tiene que ser bueno. El cliente es el que te transmite la ilusión y las ganas de hacer el proyecto. Al final, está todo un poco relacionado.