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Bernanke: ¡Un huésped para el coronavirus!

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La inflación y las subidas de tipos invitan a la cautela.

“Las repercusiones económicas de un colapso del mercado de valores dependen menos de la gravedad del colapso en sí mismo que de la respuesta de los responsables de la política económica, en particular los banqueros centrales.” Ben Bernanke

El autosabotaje es uno de los principales problemas al que nos enfrentamos como traders profesionales. Existe un componente llamado volatilidad que siempre es complejo, y para algunos hasta a veces divertido. La volatilidad a la que los acomplejados estudiosos del mercado eficiente llaman riesgo, para los inversores de valor supone una clara oportunidad.

En la vida siempre hay dos caras para una misma moneda, y cierto es que la teoría del value investing tiene sus inconvenientes tal y como estamos aconteciendo hoy en día, pero aunque en Blackbird Bank defendamos las estrategias operativas de momento y de valor combinadas, consideramos que se está generando una oportunidad histórica de inversión bursátil a través de la disciplina value.

Al fin y al cabo, si los datos nos exponen que el gap entre value vs. growth está en máximos históricos en favor del momento, ¿no sería acertado concluir que lo que está de moda es lo peligroso, y lo que todo el mercado detesta supone una excelente oportunidad? Pues seamos determinantes, compremos barato en el momento más barato.

«El mercado nunca te regala nada»

Sin embargo, si algo he aprendido es que el mercado nunca te regala nada, e intentar batir nuestro ego anualmente por ser el fondo más rentable es absurdo, ya que éste es un trabajo que te mide en el muy largo plazo, y quien desconozca esta realidad está condenado. Lo importante es tener siempre la osadía de ser muy fiel a tus principios e ideas, y aprovechar este estridente momento de mercado para entender que cuanto mayor es la volatilidad, mayor lo es también la oportunidad.

Sufrir a corto plazo para lograr réditos a largo es claramente una ventaja estadística. La semana pasada, aprovechando el rebote técnico tras el colapso de la anterior, en Blackbird Bank abrimos posiciones cortas de corto plazo sobre el futuro del Nasdaq 100 planteando un escenario doble; un rebote desde los mínimos del evento coronavirus, o bien una elongación de la estridencia convertida en uno de los peores cisnes negros del siglo XXI. Con ello lo que tratamos es de aprovechar el momento técnico del mercado a corto plazo, utilizando técnicas de gestión monetaria que nos permitan cerrar posiciones sin pérdidas si el ruido bursátil finaliza.

Sin embargo, aunque a veces el ser humano necesite actuar ante la volatilidad, ser impasible es la única solución. El reto radica en dejar que pase la tormenta y reconstruir a posteriori. Tratar de salir a nadar en medio de una tormenta así, es dejar tu vida bursátil al libre albedrío del mercado, y apalancarse operativamente sobre ella es todavía peor. Lo sensato es esperar, evaluar y reconstruir, haciendo de la aritmética virtud, y analizando qué activos han sido los más maltratados por el mercado para sacar tajada de ellos.

«No somos pitonisos bursátiles, somos inversores y cualquier inversión en esta vida necesita un tiempo prudente de maduración»

Obviamente sé que no es fácil someterse a la volatilidad, puesto que al fin y al cabo tenemos tendencia a centrarnos en la valoración de nuestra cartera, pero lo único que a mi me interesa es el periodo de maduración y potencial de revalorización de la misma, más que su valor per se. Al fin y al cabo somos traders, gestionamos minuciosamente el riesgo. No somos pitonisos bursátiles, somos inversores y cualquier inversión en esta vida necesita un tiempo prudente de maduración.

En sentido operativo, en Blackbird Bank hemos seguido aprovechando el pánico para sacar tajada a corto plazo, pero centrando nuestra visión sobre compañías que están cotizando en algunos casos a precios más absurdos que los que vimos en 2009, y esto parece que puede continuar a corto plazo. El COVID-19 se ha llevado por delante la economía, arrastrando todo posible sentido común y llevando a las materias primas, la producción industrial, el consumo retail y el turismo, a una complicada situación a corto plazo.

Ha logrado a su vez desafiar a los bancos centrales y a su arrogante conducta respecto a los tipos de interés, afectado así a los mercados de crédito y desatado la inestabilidad en la alianza petrolera entre la OPEP y Rusia. Es indiscutiblemente un fenómeno de dimensiones imprevisibles, que no hace más que retroalimentar el gran cisne negro que estamos viviendo en los mercados cotizados. Un ‘Black Swan’ que pinta muy mal, y del que solo con el tiempo valoraremos su alcance real. Que no nos confundan, el huésped del coronavirus bursátil no está en Wuhan, si no en la Fed y no es otro que Ben Bernanke.

Gisela Turazzini, CEO, Blackbird Bank.

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