¿Qué barreras de entrada existen en una inversión?
No es igual de fácil realizar una inversión determinada para entrar en cualquier sector. En alguno de ellos, existen una serie de barreras de entrada que dificultan que nuevas empresas puedan hacerse un lugar en el mercado. En un contexto de libre competencia, no son barreras explícitas, sino factores que provocan que sea más complicado para nuevas empresas entrar en el mercado y obtener los clientes necesarios para ser rentables.
¿Cuáles son las barreras de entrada más comunes?
Las barreras de entrada a superar para un emprendedor que desea abrir una empresa para incorporarse en un sector son las siguientes:
- Especificidades tecnológicas: en determinados sectores, se precisan de una serie de requerimientos a nivel tecnológico que en otros no es necesario. En caso que sea así, la inversión acostumbra a ser más elevada y, a la vez, los profesionales a contratar de mayor cualificación. Por lo tanto, supone una dificultad añadida para establecerse.
- Sectores en constante cambio: en aquellos ámbitos en los cuales las innovaciones son constantes, el retorno de la inversión debe de ser inmediato porque, enseguida, habrá que realizar otra. Así pues, el riesgo de entrada es mayor porque existe una obligación de recuperar el capital invertido antes.
- Existencia de un claro “top of mind”: en caso que haya una empresa que se posiciona claramente como la primera, es muy complicado hacerle sombra y restarle cuota de mercado. Si a ello se le añade, además, que las otras empresas están ubicadas en distintos nichos de mercado, el margen de maniobra se reduce de forma considerable.
- Legislación muy restrictiva: en según qué sectores, la Administración exige que hay que cumplir en una serie de puntos en materias como seguridad o medio ambiente.
- Existencia de un monopolio en el pasado: en sectores liberalizados en poco tiempo es más complicado encontrar un hueco porque aquella empresa que en su momento ejercía de monopolio conserva una ventaja competitiva muy amplia en forma de conocimiento de sector y reconocimiento de los clientes.
- Dificultad de generar nuevos canales de distribución: si nos encontramos ante una saturación de los canales existentes, no será fácil encontrar un espacio a partir del cual dar a conocer el producto o servicio.
- Funcionamiento con márgenes muy bajos: en los mercados muy saturados en los cuales la competencia es muy alta, normalmente, las compañías se ven obligadas a actuar con márgenes de beneficios bajos. Como consecuencia, se tarda más en recuperar la inversión inicial.
- Alto poder de negociación de los proveedores: en aquellos casos que haya pocos proveedores, será más complicado conseguir unas condiciones ventajosas que permitan operar con un margen superior.
- Alto poder de negociación de los clientes: si el cliente tiene muchas empresas entre las cuales escoger, puede exigir unas condiciones más personalizadas y específicas a sus necesidades. Ello dificulta la actuación y obliga a una serie de esfuerzos que implican un coste.
- Difícil diferenciación del producto: en productos de uso más habitual o que llevan mucho tiempo en el mercado es complicado encontrarles distintas funcionalidades o elementos que los diferencien del resto.
Temas:
- Gestión de Patrimonios
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