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La banca mejora su productividad con los ajustes de plantilla, según Funcas

Los bancos de la eurozona estén pagando al Banco Central Europeo (BCE) 7.500 millones de euros en concepto de intereses de la facilidad de depósito, mientras las entidades estadounidenses no solo no pagan, sino que son remuneradas

Santander
Banco Santander prepara ajustes de plantilla

El sector bancario debe absorber los costes extraordinarios (indemnizaciones) asociados a las reducciones de plantilla y los vinculados al nuevo modelo de negocio para que esa mejora de la productividad se traslade a la rentabilidad, según el último cuaderno de Información Económica elaborado por Funcas.

Los autores del documento, Santiago Carbó y Francisco Rodríguez, explican que los ajustes de capacidad han permitido mejorar la productividad, aunque los resultados no se han trasladado de igual modo al margen de negocio por empleado.

También resaltan que los bancos de la eurozona estén pagando al Banco Central Europeo (BCE) 7.500 millones de euros en concepto de intereses de la facilidad de depósito, mientras las entidades estadounidenses no solo no pagan, sino que son remuneradas por sus excesos de reservas, y en 2019 podrán obtener unos ingresos de 40.000 millones de dólares.

Los expertos indican que parte del debate actual se centra en la posibilidad de que la facilidad de depósito del BCE se articule mediante un sistema de tramos (tiering system) que no penalice tanto a las entidades financieras y les permita mejorar su rentabilidad.

«Se trata de una medida que, como las demás, está condicionada por el horizonte de normalización de tipos de interés, que por el momento ha quedado aplazado al menos hasta finales de este año», recoge el cuaderno.

De igual forma, analizan las tenencias de deuda pública de la banca española, constatando que se han venido reduciendo intensamente desde 2015, coincidiendo con el programa de compra de activos del BCE.

En este caso, la política monetaria instrumentada a través de la expansión cuantitativa «ha permitido reducir la presión que existía sobre la banca doméstica», que llegó a reunir en sus balances cerca del 29% de toda la deuda pública en circulación, alimentando así el bucle riesgo soberano-riesgo bancario.

De este modo, la banca doméstica ya no es el primer tenedor de deuda pública nacional y, al calor del «buen» desempeño de la economía española y de las subidas de calificación crediticia, los inversores extranjeros más aversos al riesgo han vuelto a confiar en la deuda española, aportando» estabilidad y tipos de financiación más reducidos».

«Esto permite afirmar que, en los comienzos de 2019, el Tesoro español cuenta con una base inversora más sólida y diversificada», añade.

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