Economía

Arranca la tarifa eléctrica que fija el precio cada hora en función de la demanda

El 1 de octubre comienza el nuevo sistema de tarifa eléctrica en el que los usuarios pagan en función del precio que cotiza la luz en el momento de consumirla, un importe que cambia cada hora en función de la demanda. Afecta a los clientes que estén dados de alta en la tarifa regulada (precio voluntario del pequeño consumidor) y que dispongan de un contador inteligente efectivamente integrado, un aspecto que se especifica en la factura y del que puede informarse cada usuario consultando a su distribuidora.

Actualmente hay unos quince millones de consumidores acogidos a esta tarifa, según informa EFE, pero no todos disponer del contador inteligente. El volumen de hogares afectados es de casi cinco millones y las compañías se han comprometido a completar la implantación total de estos aparatos en 2018, tal como establece la Ley. Los contadores, además, deben estar conectados a la red.

A todos aquellos clientes que tengan la tarifa regulada y no dispongan de contador inteligente se les aplicará un precio calculado a través de las medias del resto de los usuarios. Todos los importes pueden ser consultados en la página web de Red Eléctrica de España.

Según datos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), a finales de 2014 el 43% de los clientes domésticos con una potencia contratada inferior a los 15 kilovatios (kW) disponía de con contador inteligente, pero solo el 36% del total de equipos estaban integrados, es decir, que permiten este tipo de facturación.

Los precios varían en función de muchos factores, como la demanda global o la meteorología -que influye en la producción renovable-. Normalmente, la electricidad es más barata cuando hay poco consumo.

En cualquier caso, dado que la mayor parte del recibo se corresponde con los costes fijos de la factura, los ahorros que se pueden obtener al mover el consumo de unas horas a otras son relativamente pequeños. No hay que olvidar que el 62% de la factura se corresponde con impuestos y recargos que nada tienen que ver con el consumo. Por ello una gestión activa de la demanda tendrá un impacto reducido en el precio que paguen los hogares,