Economía
LA TRANSFORMACIÓN ENERGÉTICA

La AIE pronostica que el número de coches eléctricos en el mundo se multiplicará por diez hasta 2030

La AIE augura el triunfo de las energías renovables en los próximos años

La Agencia Internacional de la Energía (AIE) pronostica que el número de coches eléctricos en las carreteras de todo el mundo se multiplicará por diez hasta 2030. En su último Informe de Perspectivas, la Agencia constata que la energía solar fotovoltaica generará a lo largo de los próximos siete años más electricidad que todo el sistema estadounidense en la actualidad y que la participación de las fuentes renovables en la combinación eléctrica mundial se acercará al 50%, frente al 30% de ahora.

Según los cálculos de este organismo autónomo integrado la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que se creó en 1974 para hacer frente a los problemas provocados por la interrupción del suministro de petróleo y aconsejar las políticas energéticas adecuadas, las bombas de calor y otros sistemas de calefacción eléctrica se venderán más que las calderas de combustibles fósiles a nivel mundial, y se invertirá tres veces más en nuevos proyectos eólicos marinos que en nuevas centrales eléctricas alimentadas con carbón y gas.

Según el nuevo World Energy Outlook 2023 de la AIE, los grandes cambios que se están produciendo hoy darán como resultado un sistema energético global considerablemente diferente para finales de esta década. El fenomenal aumento de las tecnologías de energía limpia como la solar, la eólica, los automóviles eléctricos y las bombas de calor están remodelando la forma en que alimentamos todo, desde fábricas y vehículos hasta electrodomésticos y sistemas de calefacción.

El informe, que es la fuente mundial de análisis y proyecciones energéticas más autorizada, describe una realidad en 2030 en el que las tecnologías limpias desempeñarán un papel significativamente mayor que en la actualidad. A su juicio, si los países cumplen sus promesas nacionales en materia de energía y clima a tiempo y en su totalidad, el progreso en materia de energía limpia avanzaría aún más rápido. Sin embargo, todavía serían necesarias medidas más vigorosas para mantener vivo el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5 °C, en opinión de la Agencia.

La combinación del creciente impulso detrás de las tecnologías de energía limpia y los cambios económicos estructurales en todo el mundo tiene importantes implicaciones para los combustibles fósiles. En este escenario, la participación de los combustibles fósiles en el suministro mundial de energía, que ha estado estancada durante décadas en alrededor del 80%, se reducirá al 73% en 2030, y las emisiones globales de dióxido de carbono (CO2) relacionadas con la energía alcanzarán su punto máximo en 2025.

“La transición hacia la energía limpia está ocurriendo en todo el mundo y es imparable. No es una cuestión de “sí”, es sólo una cuestión de “cuándo», y cuanto antes, mejor para todos nosotros”, ha afirmado el director ejecutivo de la AIE, Fatih Birol.Los gobiernos, las empresas y los inversores deben respaldar las transiciones a la energía limpia en lugar de obstaculizarlas. Se ofrecen inmensos beneficios, incluidas nuevas oportunidades industriales y empleos, mayor seguridad energética, aire más limpio, acceso universal a la energía y un clima más seguro para todos», asegura Birol.

Imagen de una explotación de petróleo, que será reemplazado por las renovables, según AIG.

«Teniendo en cuenta las tensiones y la volatilidad actuales en los mercados energéticos tradicionales, las afirmaciones de que el petróleo y el gas representan opciones seguras para el futuro energético y climático del mundo parecen más débiles que nunca”, a juicio del director ejecutivo. El Informe de Perspectivas de la AIE propone una estrategia global para encaminar al mundo hacia 2030 que consta de cinco pilares clave.

Entre ellos están los siguientes: triplicar la capacidad renovable global; duplicar el ritmo de mejora en la eficiencia energética; reducir las emisiones de metano de las operaciones de combustibles fósiles en un 75%; mecanismos de financiación innovadores y a gran escala para triplicar las inversiones en energía limpia en las economías emergentes y en desarrollo; y medidas para garantizar una disminución ordenada en el uso de combustibles fósiles, incluido el fin de nuevas aprobaciones de centrales eléctricas de carbón.

La AIE y la transición energética

«Cada país necesita encontrar su propio camino, pero la cooperación internacional es crucial para acelerar las transiciones a energías limpias», indica el señor Birol. “En particular, la velocidad a la que disminuyan las emisiones dependerá en gran medida de nuestra capacidad para financiar soluciones sostenibles para satisfacer la creciente demanda de energía de las economías de rápido crecimiento del mundo. Todo esto apunta a la vital importancia de redoblar la colaboración y la cooperación, no retirarse de ellas”.

El informe se hace eco de la crisis de Oriente Medio, que ha vuelto a centrar la atención en las preocupaciones sobre la seguridad energética y cuando muchos países todavía están lidiando con los impactos de la crisis energética global que estalló el año pasado. «La tensa situación en Israel y la zona se produce 50 años después de la crisis petrolera que llevó a la fundación de la AIE, creando mayor incertidumbre para una economía global inestable que está sintiendo los efectos de una inflación persistente y los altos costes de endeudamiento», explica el estudio.

También añade que los mercados de gas natural han estado dominados por temores sobre la seguridad y los aumentos de precios después de que Rusia cortó el suministro a Europa, y los equilibrios del mercado siguen siendo precarios. Pero un aumento sin precedentes en nuevos proyectos de gas natural licuado (GNL), que entrarán en funcionamiento a partir de 2025 agregará más de 250.000 millones de metros cúbicos por año de nueva capacidad para 2030, equivalente a alrededor del 45% del suministro total de GNL actual.

A juicio de la AIG, este fuerte aumento de la capacidad aliviará los precios y las preocupaciones sobre el suministro de gas, pero también corre el riesgo de crear un exceso de oferta, dado que el crecimiento de la demanda mundial de gas se ha desacelerado considerablemente desde la “edad dorada” de expansión de los mercados del gas durante la década de 2010. Como resultado, Rusia tendrá oportunidades muy limitadas de ampliar su base de clientes. Su participación en el gas comercializado internacionalmente, que fue del 30% en 2021, se reducirá a la mitad para 2030.

El dosier de AIE concluye que, de acuerdo con las políticas actuales, las energías renovables contribuirán con el 80% de la nueva capacidad de generación de energía hasta 2030, y la energía solar por sí sola representará más de la mitad de esta expansión.