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Economía
Análisis

2023: ¿Qué nos deparas?

«Los enemigos mortales del especulador son: la ignorancia, la codicia, el miedo y la esperanza», Jesse Lauriston Livermore.

Feliz 2023 para todos y cada uno de mis queridos y fieles lectores. Un año más, y ya van casi 7 con ésta, mi tribuna de opinión en OKDIARIO, sigo sintiendo la necesidad de continuar exponiéndoles mis pensamientos a ustedes, aunque he de confesarles que soy más defensora vitalmente de aquello de «no es lo que decimos o pensamos lo que nos define, es lo que hacemos», ya que las ilusiones derivadas del pensamiento son peligrosas, porque no tienen defectos. Yo por lo pronto estoy más cómoda controlando el presente, porque así controlo el pasado y quien controla el pasado controlará el futuro, y de a poco he conseguido cambiar cada vez menos, y volverme yo misma cada vez más.

Al fin y al cabo, siempre hace falta un golpe de locura para desafiar al destino, y de eso vamos servidos. El 80% de nuestra actividad mental se vuelve irrelevante, prescindible, e incluso contraproducente en el día a día. Para mí es mucho más saludable fiarse de la intuición, del primer impulso, ¿por qué? Porque casi ninguna reflexión mueve hacia la acción, la mayoría conduce a la parálisis, y como al inicio les comentaba; ¡me fascina la acción! ¿Y a ustedes?

Con la llegada del nuevo año, Wall Street se debate sobre el cierre anual de sus índices bajo sensaciones ciertamente ambiguas que se alejan en cierto modo de una realidad irrefutable, y es que a pesar de que el comportamiento relativamente bueno del Dow Jones, siendo el menos dañino que se recuerda en un mercado bajista desde 1.966, estas bolsas pasarán a la historia como el año del estallido de la burbuja de la sinrazón que los bancos centrales han causado sobre las economías de una manera tan flagrante y sigilosa, que algunos acabarán culpando a los mercados y a su maravillosa libertad, amparados por la lamentable ignorancia que en materia financiera tiene esta sociedad actual. Y es que si en lo aparentemente visual podemos hablar de la destrucción de valor de las burbujas de la renta fija, de la tecnología, de las criptomonedas y de Tesla, el efecto colateral de los bancos centrales va mucho, pero que mucho más allá, y si no, ‘time to time’.

Hace cierto tiempo, cuando les explicaba detalladamente que el problema de esta burbuja era su duración, me refería a que su longevidad dependería de la capacidad de la FED de inflar su balance. Y es que una mentira, por más que dure en el tiempo, no deja de ser una mentira. La manipulación del mercado monetario ha empoderado al caballero Don dinero a cometer cualquier locura financiera, zombificando la economía con proyectos de inversión inservibles, mediante la disposición del dinero vía el venture capital. Este proceso, ha precipitado que miles de proyectos de inversión hayan fracasado al quedarse sin acceso a la financiación.

Una financiación tan sumamente necesaria para un mundo que había logrado sujetarse con base en tantísimas posibilidades, pero nulas realidades. Incluso la locura del mercado de fichajes de fútbol ha terminado quebrando y devolviendo a la realidad a los que no han comprendido que disponer de una ingente cantidad de dinero no te faculta para malgastarlo. No lo olviden, nada es más peligroso que la verdad en un mundo que miente.

Y ahora que termina el año señores, el pesimismo que tanto atormenta a los miedosos empieza a disparar cualquier intento de teoría sobre la catástrofe financiera sin comprender que esta crisis no afectará tanto a la renta variable, como sí al bolsillo de aquellos que miran de reojo a las bolsas. Y es que si la inflación va a ser una tortura financiera para los tenedores de renta fija y los depositantes, el coste de inflar sus bancos centrales se disparará en nada menos que en 750 mil millones de USD y 600 mil millones de euros, según se mire a la FED o al BCE, ¡de locos!

A todo ello, las bolsas parecen más encaminadas a prestarle atención al mercado laboral que a la inflación. Y es que los datos macroeconómicos que venimos conociendo, nos explican que la destrucción de la economía real es menos palpable de lo que muchos piensan y se atreven a exponer. Algo que por supuesto sigue sujetando el principal problema que puede traer la inflación: el ajuste de la desigualdad social. Y es que a la señorita FED le ha dado por romper el mercado laboral, ya que el exceso de oferta laboral está dando valor a la mano de obra.

Una situación adecuada para los procesos de sindicalización, que se acentúan con el proceso de inflación. USA teme que la coyuntura actual otorgue poder sindical a las fuerzas obreras, y así acerquen el modelo de relaciones laborales a Europa. Para la FED este proceso es claramente inflacionista y para el ‘establishment’, un coste que no quieren asumir. Sin duda, una de las principales ventajas de la economía americana es su dinamismo, algo que únicamente es posible gracias a la flexibilidad de una normativa tolerante con los empresarios y el capital. Entender que la principal fuente de riqueza de la nación es el dinamismo en la toma de decisión es una lección que Europa debería contemplar y acatar.

Obviamente, comprendo que los trabajadores deban defender sus derechos, pero no a costillas de la fuente que les da de beber. Y eso, sin duda, es el principal problema con el que se encuentra la FED a la hora de poder lanzar un mensaje ‘dovish’ al mercado.

Los enemigos mortales del especulador son: la ignorancia, la codicia, el miedo y la esperanza. No cabe duda de que ignorar las circunstancias financieras que rodean el sistema capitalista es un gran defecto de nuestra sociedad, puesto que al fin y al cabo, las emociones suelen ser incontrolables cuando lo que nos controla es la vanidad. Ser codicioso no suele ser un problema, cuando vestimos la codicia de sentido común y realismo. Pero por más que a muchos les pese, este ajuste es necesario y pensándolo bien no es una mala noticia, porque la ilusión construida alrededor de esta burbuja de la sinrazón, no nos ha llevado a nada bueno. Y a todo esto, lo que siempre nos queda es el bendito legado del conocimiento y la sensación de que una nueva etapa se abre para este año venidero, en el que debemos decidir si seguimos agnósticos e incautos mirando hacia otro lado, o nos esforzamos para entender cómo funciona el capital, ya que es el centro de nuestro sistema social.

No entender, no querer cultivarse ni crecer como sociedad, nos hará sin duda merecedores de cualquier mal endémico financiero y fiscal venidero porque somos merecedores de los actos que hacemos y de los actos que ignoramos. Para mí toda moral humana se encierra en esta sola frase: hacer a los demás tan felices como uno mismo desea serlo, y no causarles nunca un mal que no quisiéramos recibir. Estos son, amigos míos, los únicos principios que debemos seguir, para con nosotros mismos, y para con nuestra sociedad.