Tenis

Un viaje a Cancún y otro a Ibiza: las vacaciones que han mejorado a Alcaraz

Las escapadas con familia y amigos resetean al murciano que ha ganado cuatro torneos en dos meses

Tras caer en Miami recibió críticas por marcharse a Cancún con su familia y no tocar la raqueta en una semana

Las técnicas secretas que esculpieron el tenis de Alcaraz: "Usábamos calcetines y bates de béisbol"

Alcaraz
Alcaraz posa con el trofeo de Queen's. (Getty)

En Queen’s se volvió a ver una secuencia repetida en los últimos tres torneos. La de Alcaraz saludando al juez de silla el último, después de que su rival, y levantando el trofeo al cielo de Roma, París y Londres. El protocolo del campeón. También lo llevó a cabo en Montecarlo y a punto estuvo en Barcelona. Pleno de finales en sus últimos cinco torneos disputados que mitigan las feroces críticas sufridas durante el primer trimestre del curso tenístico.

Las espantó, si había algo que espantar, con una remontada memorable en Roland Garros sobre Sinner. Histórica tras levantar dos bolas de partido y remontar el 2-1 del que gozaba el italiano. Fue firmar la hazaña y abandonar París a la carrera. Al día siguiente, sin realizar ni siquiera el tradicional posado con el trofeo en París, cogió un vuelo y aterrizó en Ibiza, donde pasó cuatro días sin el freno de mano echado.

¿Qué pasó al regresar a los entrenamientos? Que ganó Queen’s siguiendo su manera de entender el tenis. También lo hizo así cuando tras perder en Miami, en lugar de regresar a Murcia para preparar la gira de tierra batida, optó por resetear una semana en las playas de Cancún junto a su familia, sin raqueta en mano claro. Fue duramente criticado por ello, más todavía cuando se ausentó del Mutua Madrid Open por molestias físicas.

«Me tiraron mucho hate cuando perdí en Miami. En lugar de entrenar después de eso, me tomé un descanso y me fui a Cancún con mi familia. Mucha gente, empezó a decir ‘¿Qué pasa con este tipo que acaba de perder en la primera ronda, y no entrenó, no fue a la pista y siguió practicando para ser mejor?’ Esa fue la clave, simplemente tener cinco, seis días libres, sin coger una raqueta, sin pisar la pista. Irme de vacaciones con mi familia, desconectar, pensar qué debería haber hecho mejor. Después de las vacaciones que pasé en Cancún con mi familia recuperé la alegría y empecé a disfrutar jugando al tenis de nuevo», ha desvelado Alcaraz.

El murciano gana a su manera, esa tan criticada cuando publicó su documental. Se mostró transparente y enterró el arquetipo de tenista clásico basado en el éxito a través del sacrificio con sangre. La filosofía de Carlitos pasa por ganar disfrutando. Para él, la mayor victoria es ser feliz. Se expresa alegre y vacilón fuera de la pista y traslada esa teoría cuando tiene la raqueta en la mano.

Como cuando en medio del caos en la final de Roland Garros se apuntó el tercer set, el primero que perdía Sinner en todo el torneo, y se llevó el dedo a la oreja. Era momento de divertirse. Show time. Y fue cuando se soltó y le entraron las dejadas que antes le eran esquivas. Alcaraz necesita estar cómodo y tener sus parcelas de desconexión para mantener la concentración cuando empuña la raqueta.

Y ese dejarse llevar, que lleva tiempo instalado en su mantra, le ha permitido alcanzar la plenitud con una fortaleza mental pocas veces o nunca vista en él. Por ejemplo, nunca antes había remontado dos sets de desventaja y lo hizo contra el número uno del mundo en una final de Grand Slam y con dos pelotas de partido en su contra. Casi nada. Se mantuvo sólido el murciano para capear el temporal y esperar su oportunidad. Y ahora acumula 18 victorias consecutivas, su récord de siempre. Bendito Cancún y bendita Ibiza.

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