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Alcaraz y Tsitsipas se reencuentran tras el duelo en 2023

La siesta maldita de Tsitsipas, un rival ‘perfecto’ para Carlos Alcaraz

Carlos Alcaraz y Stefanos Tsitsipas vuelven a verse las caras en Roland Garros. La última vez, una siesta marcó el partido

  • Nacho Atanes
  • Redactor de deportes y canterano de OKDIARIO. Desde 2016 cubriendo la información de tenis. También baloncesto, fútbol, ciclismo y otros contenidos.

Carlos Alcaraz llega a la antepenúltima parada de su camino en Roland Garros y le espera un rival experimentado, graduado en tierra batida pero que, a su vez, se ha convertido en un contrincante perfecto para él. Stefanos Tsitsipas, número 9 del ranking ATP, aparece un año después en cuartos de final del cuadro individual en París y vuelve a encontrarse con el tenista que le apartó de un sueño que veía cerca y que lo hizo también en las otras cuatro veces que se han enfrentado en partidos oficiales.

Tsitsipas no puede con Alcaraz, tenísticamente, y los resultados acreditan esta afirmación que, por el momento, se ha convertido en máxima. Cinco veces se han enfrentado los protagonistas del duelo de este martes (20:15 horas) en partido oficial y las cinco se han decantado del lado de Carlos Alcaraz, quien en Roland Garros 2023 dio una estocada mayúscula a la moral de Stefanos, que justificaría, en parte, su derrota, con una siesta previa al partido y una pastilla de melatonina que le hizo demasiado efecto.

Número 5 del mundo entonces, Tsitsipas llegó a los cuartos de final de Roland Garros con la confianza repleta y dispuesto a dar la vuelta en un head to head con Alcaraz ya muy marcado. Sabedor de lo que era pisar semifinales (2020) y final (2021) en París, el griego buscaría tirar de experiencia para frenar el ímpetu del español, gran favorito al título aunque también, posiblemente, algo presionado por la ambición.

Alcaraz, con 20 años recién cumplidos, se presentó en la pista Philippe Chatrier en las mismas condiciones que en este año 2024. Cuartos de final, ante un Tsitsipas en buen momento y en sesión nocturna en París. Todos los focos puestos sobre él, pero la presión no sólo no le pudo, si no que en un ejercicio de madurez digno de mención, Carlos se las ingenió para traspasar el potencial agobio a su rival, sumido en una crisis que le costó perder el partido por goleada (6-2, 6-1, 7-6) y una gran oportunidad en Roland Garros.