Pidcock desatado
Día espléndido. Sol radiante, preámbulo de la anhelada primavera. Nada mejor para anunciar y presentar la temporada de clásicas. La Strade Bianche se traduce en carretera blanca. Una carrera de fondo por caminos de grava, gravilla y tierra en once sectores que se alternan con tramos de asfalto. Italia cambia el adoquín de las carreras belgas por el sterrato. Un término que vino para quedarse en el argot ciclista y que promete crear escuela.
El gravel es una disciplina que está ganando por día adeptos a cientos. Es una modalidad que aventaja en seguridad, en lo concerniente al tráfico, sin desmerecer tampoco el estrecho vínculo del ciclista con un entorno más natural. Una fórmula de éxito que exige una mejor técnica y destreza, algo también guarda su encanto ciclista, por aquello de la dureza y dificultad.
Viendo la carrera no es difícil imaginarse a las históricas legiones romanas cruzar las verdes praderas de la Toscana, levantando tanto polvo como el pelotón. La carrera desborda belleza por todos lados, sobre todo si uno la contempla cómodamente como espectador. No debe ser lo mismo si se encuentra colocado en las posiciones traseras, con casi doscientos ciclistas por delante, tragando polvo a lo largo de más de un centenar de kilómetros.
Así ha discurrido buena parte de la jornada, hasta EUR un trío valiente comenzó madrugador a inquietar a los favoritos. Entre ellos, el joven español Iván Romeo. Prometedor corredor del Movistar que ha sabido aprovechar los primeros conatos del día para arrancar una fuga junto a De Marchi y Bystrom. Ganaron hasta cuatro minutos de diferencia con el pelotón.
Las caídas son inevitables en una carrera de este formato. Así como los problemas mecánicos y pinchazos, que se han sucedido incesantemente. Uno de los perjudicados volvió a ser el actual campeón de España, el granadino Carlos Rodriguez. Ha comenzado con mala suerte el corredor del Ineos. Después de aquel percance que le apartó del podio en la última Vuelta a España y doctorarse gracias a su excelente rendimiento, también en la Ruta del Sol andaluza, sufrió los rigores de un percance en carrera.
Esta carrera, que comenzó llamándose como la ‘Heróica de Siena’, tiene en su rutilante palmarés argumentos de peso para ser considerada el sexto Monumento. Los más puristas le achacan la carencia de un centenar de kilómetros para tener la solera y empaque de una de las míticas clásicas. Es una carrera joven, por lo que el tiempo juega a su favor. Y exhibiciones como la que Tom Pidcock ha realizado ayudan a madurar la idea de la mejor catalogación.
Se repite la historia
Ha vuelto a suceder en las primeras rampas del Monte de Santa Maria. Es el particular Poggio de la San Remo o la Roche Aux Faucons de la Lieja. Son casi doce kilómetros, con un desnivel pronunciado a falta de una cincuenta para llegar a Siena. Allí atacó el año pasado Pogacar, y lo ha vuelto a hacer el jovencísimo inglés. Pidcock es un especialista. Domina los descensos con prodigio como demostró en el pasado Tour de Francia antes de su triunfo en Alpe d’Huez. Sus apenas cincuenta y ocho kilos, le facultan para aspirar a todo si la carretera pica para arriba.
Lo ha acreditado con creces. Su cabalgada en solitario ha sido incontestable. Supo mantener la escasa diferencia con sus notables perseguidores, entre los que estaba un Benoot, que sabe lo que es ganar en la Piazza de Campo, e ilustres en excelente estado de forma como Rui Costa, Pello Bilbao o Mohoric.
Van der Poel lo intentó. Era el gran favorito. Desató su ataque con su acostumbrada violencia a falta de cuarenta kilómetros de meta. Por entonces, Pidcok engullía los restos de la fuga primeriza. El vencedor en el 2021 pinchó en hueso. No consiguió mantener la virulencia constante y su amenaza se diluyó entre la concurrencia. Thomas Pidcock afrontó la rampa, el muro de la Vía de Santa Catalina, sabiendo que el triunfo no se le escaparía. El gentío se agolpaba en la calle que desembocaba en la conocida plaza del Palio. Un triunfo de impronta y solera para el inglés.
Ineos gana la primera gran cita del año. Si los Jumbo triunfaron la semana pasada y los UAE arrasaron en el mes de febrero, no podía faltar la candidatura de la potente escuadra inglesa. La temporada ha empezado a lo grande. No se puede pedir más.
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