Paliza y venganza en el Palau (74-101)
La venganza no se hizo esperar. Apenas unos días después de lo sucedido en Gran Canaria, el Real Madrid se plantó en el Palau para devolver el golpe al Barcelona (74-101), manejarle a su antojo y echar más tierra en la tumba que el conjunto azulgrana ya tiene cavada en esta edición de la Euroliga.
Claramente el partido llegaba marcado por la final de Copa. Ya no sólo había sido el resultado sino las formas. Y el Madrid llegaba picado. Juan Carlos Navarro ofrecía la Copa del Rey ante la afición en los prolegómenos del encuentro. La llegada de Svetislav Pesic al equipo ha revivido un Barça que tiene la clasificación más complicada que resolver el último teorema de Fermat. Pero fastididar al eterno rival podría ser motivador. Ni eso.
Cosas del destino, la primera canasta fue para Taylor. Recogió un balón en la pintura, exactamente igual que cuando forzar la prórroga en la final y los árbitros no quisieron pitar falta. Seguro que el sueco tenía la jugada en la cabeza y quizá aún hasta la marca de la mano de Claver en el brazo.
El Real Madrid salió como un ciclón. El partido era totalmente opuesto a lo visto en Gran Canaria. La lógica se imponía. Los blancos, líderes de la ACB y afincados en el top 8, apisonaban a cuartos clasificados del campeonato español y despeñados en Europa con 15 derrotas.
Con Randolph hiperactivo y muy aplicados en defensa y dominando el rebote el Madrid marcó un parcial inicial de 0-9. Tavares estaba en todas y Carroll había cargado su fusil para cerrar el primer cuarto 13-30 en todo un festival de juego. Era la versión del Madrid que sólo apareció en los últimos minutos de la final.
En el segundo cuarto reaccionaba el Barça ante lo que ya apuntaba a una paliza. Inspirados ante el acierto de Moerman y Tomic firmaba un parcial de 7-0 le colocaba a 10 hasta que Campazzo cortó la hemorragia con un señor triple y un contraataque dirigido a la perfección para que lo finalizase Randolph. Partidazo de ambos. Y con el Madrid recompuesto se llegaba al descanso con un marcador de 35-52.
El gran nivel de Campazzo hacía olvidar que Doncic estaba ausente. No atraviesa su mejor momento el esloveno que apenas sumó 2 puntos en el partido. La otra gran noticia en el Real Madrid fue el regreso de Ayón. El mexicano disputó casi 23 minutos anotando 10 puntos y recogiendo 8 rebotes.
El tercer cuarto fue más de lo mismo. El Madrid era infinitamente superior a un Barcelona inoperante en defensa. Los de Laso manejaban el partido como querían ante unos jugadores azulgrana desbordados y un Pesic no era capaz de dar con la tecla. Dos recuperaciones azulgranas con canasta antes del final tercer cuarto dejaban el tanteo en 57-83.
El entrenador madridista pidió a los suyos mantener la intensidad hasta el final, tanto en defensa como en ataque. Los blancos querían resarcirse y repetir el palizón de la temporada pasada. No había mejor manera de suturar la herida que humillando al Barça en su casa con un +27.
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