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Ciclismo: Vuelta a España

Miguel Ángel López desempolva su capa de Superman en el nuevo Angliru

  • Francisco Rabadán
  • Redactor jefe de deportes. He tenido la oportunidad de cubrir dos Juegos Olímpicos, varios Mundiales de distintas disciplinas y algún que otro All-Star de la NBA con los Gasol. De Córdoba y sin acento.

Miguel Ángel López se reencontró con su versión de escalador dominante que todo el mundo conocía desde 2017. El colombiano tiene buen gusto por ganar en cumbres míticas y en el estreno del Gamoniteiru como final en la Vuelta a España quiso dejar su sello con un ataque brutal a tres kilómetros de meta que ni el mismísimo Primoz Roglic pudo neutralizar. 

La llegada al colosal Gamoniteiru era el gran atractivo de una decimoctava etapa de La Vuelta a España que todavía tenía resaca de la exhibición del líder en los Lagos de Covadonga. El pelotón permitió una escapada que terminó por ser neutralizada a seis kilómetros de meta cuando un gran David de la Cruz atacó atrapando a Michael Storer.

El equipo Wanty decidió que no quería perder su plaza en la general a manos del ciclista catalán y se puso a tirar para defender una octava plaza. La situación era un poco surrealista, pero ese arreón resultó decisivo para romper las opciones del ciclista del UAE de ganar. Por detrás, gracias a ese impulso, Miguel Ángel López desempolvaba su capa de Supermán para hacer magia en unas rampas que no bajaban de 13% de desnivel.

El colombiano se merendó a De la Cruz en un abrir y cerrar de ojos y luego mantuvo un ritmo constante mientras por detrás se daban hachazos Roglic y Bernal con Enric Mas de espectador de lujo. Supermán López supo mantener la distancia para incluir esta mítica cima en una colección que incluye la del Mont Ventoux, el Col de la Loze, Sierra Nevada, Calar Alto o La Molina. 

Además de la alegría del triunfo, Miguel Ángel López ha dado un paso de gigante para asegurarse el podio en la Vuelta al conseguir aventajar a sus rivales –Jack Haig y Egan Bernal– en casi dos minutos de ventaja quedando como mayor dificultad la contrarreloj final en Santiago de Compostela.