Deportes
Ramón tenía razón

El manual de excusas de Laporta

Laporta ha conseguido bajar el nivel de exigencia del Barcelona hasta listones insospechados

No seré yo el que critique a todos aquellos culés que acudieron al partido contra el Valencia el lunes mientras Montjuic resistían a una impresionante tormenta. Apoyar a tu equipo siempre es algo que va a engrandecer a una afición. Sin embargo hay ciertas escenificaciones que si fuera culé me preocuparían y que vienen sucediendo desde que Joan Laporta volvió a acceder a la presidencia del club.

Hacerle la ola a tu equipo cuando está empatando 2-2 contra un Valencia con 10 el día antes de que tu eterno rival, con la Liga casi cerrada, dispute unas semifinales de Champions me pareció una bajada en el nivel de exigencia bastante relevante. Pero el Barça de la era Laporta parece satisfacerse con poco y para muestra ya se celebró inclusive el pase a los octavos de final de la Champions, algo rutinario en el Real Madrid temporada tras temporada.

Creo que es una mala señal que Laporta y los dirigentes culés envían a esos jugadores jóvenes que por exigencias del guion no son solo el futuro del Barça sino también su presente. En estos días sin fútbol especialmente decisivo para el Barça, el debate se ha centrado en la figura de Vitor Roque.

El jugador brasileño fue incorporado por 30+31 millones además de los importantes impuestos que existen con Brasil. La situación del Barcelona le obliga a acertar en estos casos, puesto que tiene ahora mismo medios económicos para jugarse varias balas. Desgraciadamente la baja de Gavi permitió que la llegada de Roque se adelantase a enero y se consideraba que el carioca podría ayudar en el segundo tramo de la temporada.

Supongo que Xavi hubiera preferido un medio centro que taponase la sangría defensiva del Barça, pero el capricho se impuso y el jugador representado por Andre Cury –siempre omnipresente en las operaciones culés en Brasil– llegó a la Ciudad Condal.

Meses después parece claro que a Xavi no le convence y ya se habla de una posible cesión a la que el jugador brasileño se negaría con todo su derecho. A partir de julio el Barça tendrá que generar ahorros para inscribirle, puesto que su ficha solo alcanza hasta el final de esta temporada por el lesionado Gavi.

Tras tres años de mandato y poca cosecha de títulos, la evaluación a Laporta se debería centrar en sí ha mejorado sustancialmente la situación económica del club. Cuesta ver esa mejora cuando está previsto otro verano de mucho Excel para poder cuadrar cada movimiento con un jugador. La realidad es que otra vez tocará hacer ingeniería de palancas.