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Escándalo en el Barcelona

El hijo de Negreira administró la empresa que cobró del Barça mientras era el ‘coach’ de los árbitros

Javier Enríquez Romero fue coach de los árbitros españoles mientras que figuraba como administrador único de la empresa a la que el Barcelona facturó unos siete millones de euros entre los años 2001 y 2018. El hijo del ex presidente del Comité de Árbitros impartió clases particulares a los colegiados durante los años 2008 y 2015 para ayudarles a preparar los partidos importantes, que «superasen sus miedos» y «las malas actuaciones». Todo ello, mientras que el Barça pagaba tanto a la empresa que administraba por unos supuestos informes arbitrales como a él en particular por labores de scouting.

Muchos de los árbitros de Primera División le contrataron durante siete temporadas como profesor particular, para realizar labores de entrenamiento mental que les ayudara a soportar la presión de los partidos, tal y como han relatado a OKDIARIO fuentes cercanas al estamento arbitral. Para entonces, Enríquez Romero figuraba ya como administrador único de Dasnil 95, cargo que ostentó desde 2004 hasta la fecha de su disolución en 2019, una vez que el Barça dejó de abonar importantes sumas de dinero por los servicios que afirman que había contratado.

La sociedad de Enríquez Negreira que administraba su hijo, sin embargo, se dedicaba en principio a labores que nada tienen que ver con el asesoramiento o la instrucción mental. Según su web, eran especialistas en los regalos de empresa personalizados, regalos publicitarios y en la atención personalizada a sus clientes. Pese a ello, su principal cliente era el Barça, puesto que entre 2016 y 2018 –ejercicios que investigan la Agencia Tributaria y la Fiscalía– el 90% de su facturación provenía de la entidad culé.

Prestaba más servicios

No se puede negar que, como afirmó Bartomeu, Enríquez Romero era «muy buen profesional», puesto que prestaba servicios de todo tipo. Además de vender bolígrafos, llaveros y tazas, como indicaba el catálogo de la empresa, y de ofrecer sus servicios de forma particular como mental coach a todos los árbitros que quisieran, el hijo del que fuera número dos del CTA era el instructor de los colegiados durante la pretemporada, en sesiones grupales. A su vez, durante las presidencias de Gaspart y de Laporta –de 2001 a 2009– trabajaba de forma externa como ojeador para el Barça, llegando a cobrar cerca de 100.000 euros al año por sus informes como scouting.

Antes de trabajar para los árbitros preparándoles emocionalmente, había realizado unas funciones similares en la Selección. Durante la época de Luis Aragonés al frente del banquillo, Enríquez Negreira consiguió colocar a su hijo en el cuerpo técnico del equipo nacional, motivo que explica su presencia en la foto con las autoridades tomada en el vestuario tras ganar la Eurocopa 2008.