Copa Mundial de Baloncesto 2019

De la España de Pau a la España de Ricky

Ricky Rubio ha tomado el testigo de Pau Gasol y se ha convertido en el líder de la selección española de baloncesto, proclamada campeona del mundo en China tras arrasar ante Argentina (95-75). El base español fue elegido mejor jugador de la final, MVP del torneo y uno de los integrantes del quinteto ideal

De la España de Pau a la España de Ricky
A-la-izquierda,-Pau,-con-la-copa-de-2006-y-a-la-derecha,-Rubio-con-la-conquistada-este-domingo-en-China-(AFP-y-Getty)

Preocupaba viajar a China para disputar el Mundial de 2019 sin Pau Gasol, el mejor jugador de todos los tiempos que ha tenido el baloncesto español. La cita llegaba en un año complicado y las expectativas no eran demasiado altas. Pero ahí estaba él. Ricky Rubio tenía el oro en su mente y trabajó como el que más hasta hacerlo realidad, silenció a los críticos y se convirtió en el jugador MVP del Mundial. Él es el nuevo líder de una selección que acaba de conquistar su segundo oro de la historia en un Mundial de Baloncesto.

Debutó con apenas 17 años en la selección absoluta de baloncesto y en su primera cita importante se colgó la medalla de plata en Pekín 2008. Once años después, aquel chaval ha tomado el testigo a Pau Gasol y se ha convertido en el nuevo líder de la selección. Tiró del carro desde el primer día y se encargó de acallar las críticas. Hizo lo que mejor sabía: jugar. Defendió como el que más, distribuyó balones, atacó cuando tocaba y transmitió a sus compañeros que el oro era posible. Todo ello tuvo su resultado: España se coronó como campeona del mundo y para el de Badalona fue el MVP del torneo.

Con 17’5 de valoración, una media de 16.4 puntos y 6 asistencias por encuentro, Ricky Rubio fue elegido como el mejor jugador del torneo. Además, en China el base español dejó un nuevo récord para la historia: es ya el jugador que más asistencias ha dado en Mundiales, superando el récord que hasta ahora tenía Prigioni.

Un Ricky que esperaba que este oro en Pekín «inspire a mucha gente». «Sabemos que es sólo deporte, pero que inspire para superar los baches de la vida», decía el alma de la selección que de baches personales también sabe. Rubio se colgó la medalla de oro, el premio a mejor jugador de la final y del torneo. Y en el día que fue más hombre, se sintió como un niño. «Lo he vivido como un niño pequeño», confesaba aún emocionado.

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