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España deja dudas para la Eurocopa en Rumanía (0-0)

  • Francisco Rabadán
  • Redactor jefe de deportes. He tenido la oportunidad de cubrir dos Juegos Olímpicos, varios Mundiales de distintas disciplinas y algún que otro All-Star de la NBA con los Gasol. De Córdoba y sin acento.

España tiene muchas cosas que mejorar si quiere revalidar el título de campeón de Europa. Rumanía volvió a evidenciar la falta de gol del equipo dirigido por Vicente del Bosque, que probó, sin éxito, múltiples fórmulas para encontrar el ansiado tanto. El salmantino probó de inicio con un once muy abierto y en la segunda mitad con futbolistas de toque.

Rumanía, que ya suma 16 partidos sin perder, plantó cara a una España que tuvo el control del choque en los primeros minutos, pero sin peligro. Los locales, muy bien plantados atrás, fueron creciéndose a través del balón parado y del talento de Stanciu en la mediapunta.

España no podía inquietar a Tatarusanu porque no remataba, mientras que los locales sacaban lo mejor de Iker Casillas a la media hora. Tras una serie de córners, el portero del Oporto sacó un voleón de Stanciu desde la frontal del área que supuso la ocasión más clara de todo el partido.

Los nuestros buscaron la réplica, pero ni Pedro ni Alcácer olían el balón. Únicamente los chispazos de Silva en combinación con Nolito ponían algo de picante, pero sin llegarse a concretar esas buenas intenciones en un tanto que, por otra parte, España no mereció.

Rumanía se vino arriba en la segunda parte

La selección dirigida por Iordanescu empezó a creer en su opciones conforme Koke y Sergio Roberto demostraban sus carencias para dar una salida de balón clara a España. Los rumanos robaban con facilidad el balón a los nuestros y conseguían como premio dos ocasiones mal rematadas por el delantero del Córdoba, Florin Andone.

Del Bosque se percató de la situación y dio los galones a Cesc. Con el jugador del Chelsea en la sala de máquinas, España recuperó el balón y el buen juego. Sin embargo, fue un espejismo que no duró ni 10 minutos. Rumanía se volcó en la presión al hombre –que Del Bosque le pregunte a Luis Enrique la fórmula para salir de esa presión– y empezó a recolectar ocasiones en las botas de un Stanciu, que bailó a la defensa española.

España entró en un carrusel de cambios para probar un centro del campo superpoblado de jugadores de toque y los últimos minutos con dos delanteros. Pero ni una cosa ni la otra funcionaron al salmantino, que tendrá que redefinir un plan de juego, aunque bien es cierto que el equipo de ayer era el B.

A la espera de los regresos de Iniesta, Busquets o Ramos, España tiene muchos deberes que hacer. El próximo amistoso será el 29 de mayo. Hasta entonces, Del Bosque necesita formular una estrategia para devolver a nuestra selección al lugar que le corresponde. En Rumanía, España jugó muy lejos de su nivel y de sus ideas.