Escándalo mundial por el debut con paliza en MMA de la transgénero McLaughlin, ex soldado de EEUU

Alana McLaughlin se convirtió hace unos días en la segunda luchadora profesional transgénero en competir profesionalmente en un combate de MMA tras Fallon Fox. La estadounidenese venció por sumisión a Celine Provost en poco más de tres minutos con una superioridad aplastante que ha generado un polémico debate en el mundo de la lucha y del deporte en general, pues muchos critican que se permita pelear a mujeres transgénero en categoría femenina de cualquier disciplina que implique un combate cuerpo a cuerpo.

Las razones para los que defienden esa postura son obvias. Alana, por ejemplo, nació hombre y genéticamente es más fuerte que cualquier rival que pueda encontrarse en los octógonos. Además, en su caso el escándalo a nivel mundial es mayor porque McLaughlin formó parte del Ejército de Estados Unidos en Afganistán y perteneció al programa 18 XRAY de las Fuerzas Especiales cuando todavía era un hombre.

Fue en el año 2010 cuando la luchadora decidió iniciar su transición a mujer. Y ahora ha estado más de un año preparándose para poder debutar en una jaula, sometiéndose a exhaustivos controles hormonales para poder participar en la categoría femenina y cumplir así con todos los requisitos pertinentes. Le ha costado encontrar alguna luchadora que se atreviera a competir con ella, y la primera ha sido Provost, que en apenas tres minutos ya había perdido por sumisión frente a la ex soldado.

Tras la victoria, McLauglin lució una camiseta con el mensaje “end trans genocide” (acabar con el genocidio trans), consciente de que puede ser un símbolo para este grupo social pese a que esta victoria en su debut haya abierto todavía más ese debate. «Si queremos ver más atletas trans, si queremos ver más oportunidades para los niños trans, vamos a tener que abrirnos camino en esos espacios y hacerlo realidad», dijo para un medio la luchadora.