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Los errores reincidentes que condenan al Atlético

Los rojiblancos no aprovechan las ventajas, tiemblan en defensa y se desangran fuera de casa

Sólo han ganados tres de las ocho primeras jornadas ligueras

Balaídos sacó a estudio viejos ensayos del Atlético de Madrid, unos que parecían enterrados después de las manitas a Real Madrid y Eintracht de Frankfurt. Resulta que en realidad sólo estaban maquillados porque los de Simeone siguen atrapados en el mismo guion. Muestran buena imagen, mejores maneras, pero los resultados son inversamente proporcionales.

Y todos los traspiés tienen varios denominadores comunes. Ante el Celta fue una prematura expulsión lo que condicionó el partido. Lenglet vio dos amarillas por sendos agarrones cuando quedaba más de una hora por jugarse y terminó condenando a su equipo. De igual manera que ocurrió en Mallorca, aquella vez fue Sorloth el que fue a la ducha antes de tiempo.

«Los famoso criterios», argumentó Simeone de manera irónica después de el enésimo drama a domicilio. El Atlético se desangra cada vez que juega lejos de Metropolitano. Todavía no sabe lo que es ganar como visitante en lo que va de curso y apenas suma tres puntos de doce posibles tras los empates en Balaídos, Mendizorroza, Son Moix y la derrota en Cornellá.

El Atlético no aprovecha las ventajas

Ocho jornadas y ocho veces que los rojiblancos han empezado un partido dando el primer golpe. Sin embargo, únicamente han salido victoriosos en tres, todas ellas en el Metropolitano por supuesto. Al Atlético le cuesta dirigir cuando se pone en ventaja y carece de capacidad de reacción cuando recibe el golpe rival. No logró devolver ninguno de los puñetazos que dieron Espanyol, Elche, Alavés, Elche y Mallorca.

Todo por errores puntuales, como las expulsiones, los palos con los que se han topado (seis en ocho partidos), el penalti fallado por Julián Álvarez en Palma, el gol encajado ante el Elche que se inició con un saque de esquina a favor… Fallos puntuales o no tan puntuales que ya se han convertido en estructurales y tienen la falta de solidez defensiva como estandarte.

Resulta extraño combinar en una misma oración la carencia de contundencia en defensa y un equipo de Simeone. El argentino siempre ha empezado la casa por la base, pero ahora esos cimientos se tambalean como una gelatina cuando siente la cuchara. Los rojiblancos sólo han dejado una vez la portería a imbatida. El Rayo tiró tres veces a puerta y marcó dos goles y Elche y Alavés dos y materializaron uno. Marcar primero hace tiempo que dejó de asegurar victorias para los de Simeone. ¿Qué fue del unocerismo?