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Emery, Diego Carlos y Kamara: el Aston Villa es el azote de la Liga de Tebas

Es evidente que la Premier League está a día de hoy muy por encima de la Liga española presidida por Javier Tebas. El campeonato inglés, a nivel de organización, de competición y también económico retrata a la competición doméstica en España y el Aston Villa es el mayor ejemplo de ello.

En las últimas horas, el equipo de Villa Park, que en la última Premier League finalizó en decimocuarta posición, ha conseguido convencer a Unai Emery para abandonar el proyecto del Villarreal e iniciar la segunda etapa del técnico en Inglaterra después de haber dirigido al Arsenal. Resulta sorprendente que un técnico que ha conseguido ganar con el equipo amarillo una Europa League, alcanzar unas semifinales de Champions y embarcado en el reto de ganar un nuevo título, como es la Conference League, haya tomado esta decisión… o no tanto.

Y es que no es la primera vez esta temporada que el Aston Villa daña a los equipos de Liga de Tebas. Este verano, los villanos fueron capaces de llevarse al que era uno de los mejores defensores del campeonato, como es Diego Carlos. El brasileño dejó el Sevilla a cambio de 35 millones de euros que el equipo de Nervión no pudo rechazar debido a su delicada situación económica y sus equilibrios con el fair play financiero.

Pero aún hay más. Y es que, pese a que el Aston Villa se encuentra de mitad de tabla para abajo (en la última temporada fue el 13º) en el reparto de los derechos televisivos, su potencial económico, como ha quedado demostrado, está por encima del de los equipos españoles que disputan las competiciones europeas. Los de Birmingham dejaron al Atlético de Madrid compuesto y sin Boubakar Kamara cuando ya lo tenía todo hecho para cerrar su fichaje. 

El centrocampista francés, que lo tenía todo acordado para llegar al Metropolitano coste cero al concluir el contrato que le unía al Olympique de Marsella, decidió cambiar de opinión a última hora y unirse al equipo de la Premier. Es evidente que la oferta económica, más allá de la seducción que pudo tener Steve Gerrard, fue decisiva para convencer a un jugador joven, polivalente e internacional con Francia.