El contrato de Neymar le permite jugar al póker con poco dinero, pero no a la quiniela
El contrato de Neymar: 8,5 millones por firmar, un salario mínimo de 45,9 y obligado a aprender catalán
El coste final de Neymar, entre 200 y 270 millones, será mayor que su cláusula: 190 millones
Que a Neymar le encanta el póker es un secreto a voces. Al brasileño, que es imagen mundial de la casa Pókerstars junto a su compatriota Ronaldo o al jugador del Real Madrid Cristiano Ronaldo, le encanta jugar a las cartas con sus amigos o en partidas privadas, pero… ¿se lo permite su contrato?
La respuesta es clara: sí, pero… condicionado siempre a que estas apuestas de póker sean de poco dinero, textualmente en «cuantías económicas de escasa importancia». El espíritu de esta cláusula del contrato de Neymar trata de evitar que el brasileño se convierta en un habitual de los casinos –como le ocurre a su compañero Piqué–, ni que se dedique profesionalmente a aumentar sus ya de por sí altos emolumentos a través del juego
En el contrato de Neymar aparece explícito un apartado dedicado al ámbito de las apuestas, envites y juegos en general. El brasileño tiene prohibido participar en cualquier juego en el que esté implicado el Barcelona y deberá medirse con «cuantías económicas de escasa importancia» en juegos o apuestas de usos sociales de carácter tradicional, en donde aparecería el póker o cualquier otro juego de naipes.
Prohibido echar la quiniela
En el contrato suscrito por Neymar con el Barcelona se establece «a título enunciativo y no limitativo» que el jugador no podrá apostar en ninguna competición en la que participe el Barça en ninguna de sus secciones, ni tampoco podrá jugar en encuentros de otros equipos que compitan con el Barcelona. Dicho de otro modo, Neymar no puede echar la quiniela.
«El jugador se abstendrá de llevar a cabo actos que comporten arriesgar cantidades e dinero u objetos económicamente evaluables, en forma de envites, quinielas o apuestas, sobre los resultados de competiciones en los que participe Barcelona mediante cualquiera de sus equipos» –dice textualmente el contrato de Neymar–, «ya se trate de la sección de fútbol como de cualquier otra disciplina deportiva propia de las secciones del club, y ya se trate de partidos que participe el Barcelona como en el caso que no participe».
Sin embargo, el contrato de Neymar sí le permite –faltaría más– jugar a las cartas con sus amigos o en reuniones sociales, siempre con cantidades bajas y sin afán lucrativo sino lúdico: «Quedan exceptuados de esta prohibición únicamente los juegos o apuestas constitutivos de usos sociales de carácter tradicional que impliquen cuantías económicas de escasa importancia», dice el texto firmado por el brasileño con el entonces presidente Sandro Rosell.
Falta muy grave y despido
El contrato de Neymar establece claramente el «despido disciplinario» en el caso de incumplir esta cláusula: «El incumplimiento de las obligaciones establecidas en este Pacto 1.3.5. será considerado automáticamente como falta muy grave y sancionado con despido disciplinario de acuerdo con el Estatuto de los Trabajadores, sin perjuicio de que pueda ser objeto de la misma sanción el incumplimiento de otras obligaciones, legales o contractuales».
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