EUROLIGA: REAL MADRID VS ZALGIRIS KAUNAS

Doncic regala a Laso una alegría en su partido 400

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Luka Doncic celebra su partidazo. (EFE)
Francisco Rabadán
  • Francisco Rabadán
  • Redactor jefe de deportes. He tenido la oportunidad de cubrir dos Juegos Olímpicos, varios Mundiales de distintas disciplinas y algún que otro All-Star de la NBA con los Gasol. De Córdoba y sin acento.

Ya se sabe que en los aniversarios no siempre sale las cosas como uno las había planeado. Seguro que a Pablo Laso –400 partidos al frente del Real Madrid– le hubiese gustado disputar un partido mucho más tranquilo contra uno de los peores visitantes de la Euroliga, el Zalgiris. En cambio, el vitoriano sufrió hasta el último segundo para sumar un triunfo (96-91) que mantiene al Real Madrid en el triunvirato de cabeza de la competición junto a CSKA y Fenerbahce.

El equipo blanco, huérfano de Llull, pasó más apuros de los previstos ante un Zalgiris que disfrutó de un espectacular acierto desde la línea de tres puntos –13 de 28– y que tuvo a la poca intensidad defensiva de los blancos su principal aliado. Sin embargo, cuando el Palacio ya mascaba la tragedia, apareció el nuevo príncipe del madridismo, Luka Doncic. Dos triples espectaculares del esloveno rompían la igualdad en el marcador a 90 segundos del final y sellaban un triunfo que no siempre estuvo asegurado.

El inicio del partido no fue para nada un presagio de lo que posteriormente ocurriría. Augusto Lima, cedido por el Real Madrid, lanzaba por encima del tablero la primera intentona de los lituanos, al tiempo que Felipe Reyes campaba a sus anchas por la pintura con 10 tantos en el periodo inicial. El Madrid empezaba mordiendo.

Los puntos del capitán, sin embargo, fueron pronto bien respondidos por el base Kevin Pangos. El ex de Gran Canaria fue una tortura tanto para Carroll como para Doncic, merced a su intensidad defensiva y su puntería desde la línea de tres puntos. Laso relinchaba desde la banda porque intuía que su partido número 400 como técnico blanco ni mucho menos iba a ser tranquilo.

Randolph quiso relajar a su técnico intimidando a sus rivales con dos tapones marca de la casa. El norteamericano, sin embargo, poco podía hacer para detener al árbitro italiano Lamonica, que se volvió a erigir en protagonista con decisiones de dudoso criterio en el segundo cuarto. Jasikevicius –recibido con pitos por su pasado culé y su intentona por entrenar al eterno rival este verano– se cameló al colegiado, mientras los blancos llegaban ceder hasta por siete puntos en el marcador en el segundo cuarto.

DONCIC
Taylor machaca en un rebote ofensivo. (EFE)

Entraron Nocioni y Hunter para cambiar la cara del Madrid en la pintura. La intensidad y el oficio como sello de la casa para cerrar los rebotes ofensivos de los visitantes, aunque la línea de tres seguía abierta –8 de 13 al descanso– y el Madrid tendría que ponerse el mono de trabajo en la segunda mitad.

Y vaya que si lo hizo el equipo de Pablo Laso. Un parcial inicial de 10-2 con un Doncic en llamas encendió a un Palacio que estaba tan perplejo como su equipo con la guerra que habían dado los lituanos en la primera mitad. Maciulis, con sendos triples, parecía encarrilar el choque. Sin embargo, los visitantes tiraron de dureza e golpearon en la cara a un Doncic que tuvo que ser cosido.

El Zalgiris se mantenía vivo en el partido entrando en el último cuarto gracias a los inverosímiles recursos del veterano Jankunas y a un acierto en triples que nunca llegó a emanciparse. El Madrid buscaba alguien que tomara el testigo del lesionado Llull y en esas apareció el nuevo ídolo de la afición blanca. Dos triples de Luka Doncic –a cada uno más complicado– desbarataron el empate que tanto sufrimiento había costado a los de Jasikevicius. El Madrid supo sufrir en los segundos finales y cerrar un triunfo muy valioso para la moral del equipo tras el atraco la semana pasada en Turquía. Vendrán días mejores y partidos mejores, pero el Palacio asistió ayer a la enésima prueba de madurez de Luka Doncic.

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