Décimo título en el Open de Australia tras derrotar a Tsitsipas en la final

Djokovic reconquista Australia e iguala los 22 Grand Slams de Nadal

Novak Djokovic conquistó el Open de Australia por décima vez tras imponerse a Stefanos Tsitsipas en la final

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Novak Djokovic celebra un punto en el Open de Australia 2023. (Getty)
Nacho Atanes
  • Nacho Atanes
  • Redactor de deportes y canterano de OKDIARIO. Desde 2016 cubriendo la información de tenis. También baloncesto, fútbol, ciclismo y otros contenidos.

378 días después del episodio más polémico de su carrera deportiva, Novak Djokovic vuelve a poner las cosas en su sitio en la que es, ya de manera indiscutible, su tierra prometida. El tenista serbio conquistó por décima vez el Open de Australia, el torneo del que se vio vetado y deportado del país en 2022, tras derrotar en la final a Stefanos Tsitsipas (6-3, 7-6, 7-6), quien no pudo hacer nada en la lucha de tú a tú con un tenista que hace historia, iguala los 22 títulos de Grand Slam de Rafa Nadal y regresa al número uno del mundo.

En una final de emociones fuertes y con todos los alicientes posibles en lo competitivo y también en la grada, donde los griegos se hicieron notar más que la colonia serbia en Melbourne, mayoría en el exterior, Djokovic tiró de experiencia frente a un Tsitsipas que pagó caro el verse con la posibilidad de hacerse con su primer Grand Slam y con el número uno del mundo. Siempre teniendo en cuenta la extrema dificultad de medirse a uno de los mejores tenistas de la historia, Stefanos no mostró el nivel de confianza de días anteriores y le acabó pesando, aunque no empaña un enorme torneo, dentro de su extraordinario comienzo de temporada.

Djokovic se llevó el gato al agua por su arranque de primer set, donde pronto pudo quebrar el servicio –y la confianza– de Tsitsipas, pero también por saber administrar a la perfección su ventaja en el resto del parcial, manejando la presión a base de intercambios de revés en los momentos complicados, donde se sabía ganador. Nole, que se mueve por el tapete de la Rod Laver Arena como si se tratara de su jardín, se sabe todos los trucos y no dudó en ponerlos en práctica en un primer set de la final que se instalaba en su bolsillo en apenas 38 minutos de juego.

El segundo set sería otra historia totalmente distinta, por un camino mucho más atrancado para un Djokovic que se las arreglaría para que, pese a todo, tuviera el mismo final feliz. Nole sufrió, con un Tsitsipas más agresivo, sobre todo al resto, y con dificultades casi en cada juego para mantener un saque que pese a todo no perdió. La resiliencia del aspirante serbio puesta al máximo por un meritorio Stefanos, quien incluso se plantó en el 5-4 con una pelota de set que no pudo aprovechar. Lo siguiente que veríamos fue la decisión en un tie-break lleno de errores, en el que Nole se llevaba el gato al agua.

Tsitsipas no había dicho su última palabra en el torneo, pero necesitaba argumentos tangibles para comenzar con una remontada que se veía utópica, atendiendo al marcador, al escenario y al rival que tenía enfrente. Pese a la comunión de acontecimientos en su contra, Stefanos sacó fuerzas para comenzar mandando en el luminoso, además con el primer break del partido a su favor. Fue sólo un espejismo, pues Djokovic, con las cuentas muy claras a la hora de gestionar esfuerzos, asestó un duro golpe con un contrabreak inmediato que volvía a igualar la contienda parcial.

A partir de ahí, los juegos fueron sucediéndose sin fallo por parte del sacador ni demasiado impacto en el del restador, en una alternancia que llevó sin sobresaltos el partido al tramo decisivo del tercer set. Entonces, era todo o nada para Tsitsipas, y todo o esperar un set más para Novak. Ahí, con 4-4, Nole dio el primer paso, sin mirar atrás, con un juego de quilates, para poner toda la presión en su rival. Stefanos lo intentó y aguantó, por partida doble, poniendo de nuevo las tablas en el luminoso, ya con una dosis de emoción máxima ante la situación límite que vivíamos.

La decisión volvía al tie-break, el segundo de la noche en Melbourne, la única posibilidad de supervivencia de un Tsitsipas que comenzó la muerte súbita atenazado por las dudas. Subió su nivel el griego, en el alambre, pero para entonces Djokovic ya había pisado el acelerador, de forma definitiva, para cerrar su décima conquista en el Open de Australia y su vigésimo segundo título de Grand Slam, igualando a Rafael Nadal. La historia del tenis ya tiene de nuevo a sus dos máximos exponentes en lo más alto.

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