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El número uno en juego, tres años sin entrar a Australia...

Las consecuencias que pagará Djokovic tras ser deportado

  • Nacho Atanes
  • Redactor de deportes y canterano de OKDIARIO. Desde 2016 cubriendo la información de tenis. También baloncesto, fútbol, ciclismo y otros contenidos.

La deportación de Novak Djokovic tras varios días de polémica alrededor de su exención médica para participar en el Open de Australia producirá importantes consecuencias en el tenista serbio, en guerra con el país oceánico debido a su política de no recibir a extranjeros sin la pauta de vacunación completa en su territorio. Nole tendrá que asumir pérdidas en lo deportivo y lo personal tras un escándalo en el que ninguna de las dos partes ha salido beneficiada en lo mediático y en el caso del nueve veces campeón en Melbourne, tampoco en el plano profesional.

La decisión del juez de no deportarle no ha valido para mantenerse en el país oceánico, toda vez que Alex Hawke, ministro de Inmigración australiano, hizo este martes gala del poder personal que le da su cargo para obligar a Djokovic a abandonar el territorio días antes del comienzo del Open de Australia. Precisamente, la no participación de Djokovic en el torneo le reportará daños importantes a nivel deportivo, mucho más allá de no poder defender el título conquistado en 2021 y, por consiguiente, la opción de llegar a la decena de títulos en Melbourne Park. 

El número uno, en juego

Djokovic, después de 354 semanas al frente del ranking ATP, corre el riesgo de perder el número uno mundial en Australia, por su veto, siempre en caso de que Daniil Medvedev logre el título el 30 de enero sobre la Rod Laver Arena. El ruso, actual número dos, pasaría a recibir los 2.000 puntos con los que se galardona al campeón –defiende 800 como finalista–, mientras Nole se quedaría con un rosco y perdería los que le acreditan como vencedor en 2021. Y con ellos, el número uno.

Además, Djokovic se enfrenta a un veto de tres años de entrada en Australia, algo a lo que sí podría acceder de cara a participar en torneos en el país pero que tampoco parece sencillo si continúan las normas de vacunación obligatoria. Por ende, Nole debería recular y recibir la vacuna contra el coronavirus para jugar en un país en el que puede estar prohibida su entrada para cualquier otra actividad por el cisma derivado de un escándalo histórico.

Volviendo al plano deportivo, Djokovic contaba con una oportunidad inmejorable de quebrar la batalla a tres por convertirse en el mejor tenista de la historia. Con Australia, su terreno favorito, como escenario, sumar el 21º Grand Slam deberá aparcarse con el riesgo de que sea Rafael Nadal el que lo haga, adelantándole a él y a Federer, que no participa, en la clasificación histórica.

La mancha social de Djokovic

Por último, y es algo a lo que también se hubiera enfrentado en caso de haber salido indemne de la batalla con el Gobierno de Australia, Djokovic queda marcado por la opinión pública y por un importante número de compañeros de profesión debido al circo montado estos días en el país oceánico. El serbio es víctima de la retención de un mando que ha dado tumbos en sus decisiones durante días, pero también de sus propias excusas y argumentos dudosos, en los que se incluye la negativa de vacunación, el previo ocultamiento y la justificación con un positivo con el que se habría presentado en actos públicos con mascarilla. Más allá de la libertad para vacunarse o no hacerlo, Nole queda retratado para muchos como referente social.