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LIGA SANTANDER: BARCELONA VS SEVILLA

Paco Alcácer salva al Barça de un tropezón (2-1)

  • Francisco Rabadán
  • Redactor jefe de deportes. He tenido la oportunidad de cubrir dos Juegos Olímpicos, varios Mundiales de distintas disciplinas y algún que otro All-Star de la NBA con los Gasol. De Córdoba y sin acento.

El Barça sigue sumando puntos en Liga, aunque por méritos su juego diste de la brillantez de un líder que sólo ha cedido dos de 33 puntos. Otro actor secundario inesperado –en jornadas anteriores fueron Paulinho o Denis– como Paco Alcácer solventó el duelo ante el Sevilla con dos goles evidenciando que si Ernesto Valverde quiere sentar en el banquillo a Luis Suárez –que por cierto está para los leones– tiene un recambio de garantías.

Los azulgrana jugaron feo y casi acabaron pidiendo la hora, pero mantienen una trayectoria invicta en 11 jornadas. Los culés se han reciclado como un equipo mortífero en cuanto a resultados, pero muy poco gustoso de ver.

El partido comenzó con un clima gélido. La lluvia, unida a la ausencia de público por las protestas por las detenciones de los ex dirigentes de la Generalidad de Cataluña, hicieron que los 10 primeros minutos casi no contaran en el global del choque. Una vez que el público entró al campo, los dos equipos incrementaron su intensidad sorprendiendo el Sevilla en primera instancia.

Muriel provocó un fallo impropio de Umtiti para robar el balón y encarar a Pique y Ter Stegen en la ocasión más claras de la primera mitad para los andaluces. El punta quiso ajustar tanto su disparo que no encontró puerta, puesto que se le marchó alto por milímetros.

El Barça tenía que reaccionar y lo hizo a través de la posesión. Un tímido disparo de media distancia de Iniesta y una arrancada de Messi dos minutos después evidenciaban que los culés ya habían abandonado la manifestación política para dedicarse al fútbol.

La gran diferencia entre un club grande y otro que pretende serlo siempre está en las ocasiones y en su aprovechamiento. Un pase al hueco de Luis Suárez provocó un tremendo error de Escudero, quien cedió el balón franco a Paco Alcácer que anotaba ante la salida de Soria. El valenciano, pese a no haber contado con oportunidades esta temporada, demostraba que entre él y Muriel existe un abismo de efectividad. El árbitro también pudo colaborar en una acción que estuvo en el límite del fuera de juego.

El levantino se vino arriba hasta tal punto que intentó marcar de tacón en la jugada que pudo sentenciar a un Sevilla carente de profundidad y de carácter. El descanso parecía la mejor noticia para el equipo de Berizzo, que desplegó un juego atípicamente conservador en el Camp Nou hasta ese momento.

Reacciones y control

La segunda mitad cambió la cara de los andaluces. Una ocasión desde la frontal errada nuevamente por Muriel hacia intuir que los andaluces habían cambiado el chip. Presionando más arriba y haciendo que el Barça recurriese al pelotazo, los sevillistas hacían mostrar a Semedo sus habilidades defensivas al máximo.

Tanto fue el cántaro a la fuente que finalmente los visitantes pusieron el empate en un córner rematado de forma excelente por Pizarro. El defensa hispalense entró desde atrás, picó el balón al suelo con precisión y colocó el balón en la escuadra.

Piqué se sentía culpable por el gol. El central, que siempre actúa como escoba azulgrana en el juego aéreo, demostró que el sorprendente gol visitante no les había afectado y en un ataque de furia, casi tan grande como cuando se enteró que Junqueras iba a la cárcel, disparó desde casi 30 metros estrellando su intentona en el larguero dos minutos después del gol sevillista.

El Barça había espabilado y a la siguiente que tuvieron no perdonaron. Rakitic centró al corazón del área, en ese sitio que tanto duele entre los centrales y el portero. En el limbo, apareció nuevamente un magnífico Alcácer que se reivindicó ante la patente falta de gol de un Luis Suárez que ahora mismo tiene menos gol que Umtiti. El valenciano lo celebró con rabia, quizá sintiendo por primera vez el calor de un Camp Nou que reconocía su labor.

No era el día de un Messi, que cumpliendo 600 partidos como culé, se quedó sin mojar. El argentino pudo sentenciar a 20 minutos del final, pero su disparo fue desbaratado por Soria. El Barça se echó para atrás y hasta casi acaba pidiendo la hora. Una muestra de ello es la entrada de Mascherano en el minuto 89 por Rakitic y la advertencia del colegiado al croata por perder tiempo.

El Sevilla lo intentó sin pegada arriba. Los hispalenses necesitan un goleador como el comer. Ni Muriel ni Ben Yedder dieron la talla ante un Barça que suma sin parar en Liga, aunque su juego no convenza a nadie. Valverde sigue optimizando recursos y sumando puntos gracias a ellos. ¿Qué socio culé se hubiese pensado que Alcácer y Paulinho iban a darle puntos y ser decisivos? Los tiempos cambian en Barcelona.