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El Barça deja la Liga a punto

El FC Barcelona ha perpetrado otro cataclismo en su propio estadio frente al Rayo Vallecano (0-1), un resultado que deja aún más en bandeja la Liga para el Real Madrid, al que le bastará con sumar un punto contra el Espanyol para cantar el alirón el próximo sábado. El equipo catalán encajó su tercera derrota seguida en el Camp Nou, hecho inédito en su dilatada historia, ante un rival que extrajo máximo rendimiento de su único disparo a puerta en todo el partido.

Llegaba al Camp Nou el peor equipo de la segunda vuelta, pero ahora mismo da igual quién lo haga: cualquiera se siente en condiciones de asaltarlo. Y si no que se lo pregunten a los dos anteriores visitantes, Eintracht de Frankfurt y Cádiz, que se fueron bailando. Encima el Rayo Vallecano ya había tumbado al Barça en la ida, aquella derrota que liquidó la era Koeman. ¿Por qué no repetir la machada a domicilio?

Siete minutos tardaron los pupilos de Andoni Iraola en saltar la banca. Isi Palazón, su jugador más talentoso, se sacó un pase diagonal que pilló al Barça de vacaciones. Sergiño Dest vio muy tarde el desmarque de Álvaro García y cuando lo encimo ya había armado su pierna derecha. El remate también cogió frío a Ter Stegen: 0-1. Un día más, y ya van unos cuantos esta temporada, al Barça le tocaba achicar agua desde bien pronto.

La ausencia de Gerard Piqué, de nuevo con dolor, también influyó en esta flojera de inicio. Cuando no está el central, cuesta ver a un jugador con camiseta azulgrana alzando la voz. Tampoco es ese el estilo del capitán Sergio Busquets. El gol le sentó al Rayo como un chupito en el momento adecuado: se entonó, se sintió grande, sometió a su rival con fiereza y no le dejó mover la pelota con fluidez. No hay objetivo como la salvación para activar las piernas.

Al Barça le duró la confusión 25 minutos, los que pasaron hasta que Jordi Alba rozó el empate con un disparo desde fuera del área que rozó el poste izquierdo de Dimitrievski. El aviso espabiló un poco a los culés, que subieron la presión haciendo que la defensa del Rayo se atorara en la salida de pelota. Reclamaron penalti los locales por un toque de Comesaña a Gavi, pero Díaz de Mera Escuderos dijo que a seguir y desde el VAR tampoco le llevaron la contraria.

El propio Gavi dispuso poco después de la ocasión más clara de su equipo en toda la primera parte. Cazó un balón suelto tras un corner, especialidad de la casa, y dibujó una preciosa parábola con el interior de su pie derecho que se estrelló en el larguero. Tampoco acompañaba la suerte al Barça, volcado un día más por la derecha al calor de Ousmane Dembélé. Sin noticias de Ferran Torres por la izquierda y tampoco de Aubameyang en la punta. Deberes al descanso. Una vez más. Ni un día tranquilo en el Camp Nou.

Otro ejercicio de impotencia

Dest se quedó en vestuarios y fue reemplazado por el consumado penaltista Clement Lenglet. ¿Cazaría el francés?  Pero si alguien personificaba la desorientación del Barça era Frenke de Jong. El holandés se hartó a perder balones, llegó a escuchar pitos y se desesperó con la cantidad de faltas recibidas. Xavi le había regalado los oídos el día anterior en rueda de prensa. Las palabras se las lleva el viento. Sin Pedri, prospera la espesura en la sala de máquinas azulgrana.

El Rayo calcó el guión del inicio y entró mejor en la segunda mitad. Xavi se hartó en el minuto 60 e introdujo dos nuevos cambios que no pudieron sonar más lógicos: fuera De Jong y Ferran, dentro Nico y Memphis, y a punto estuvieron de armar una gran jugada la primera vez que conectaron, pero dudó el gallego acudiendo al pase interior y Dimitrievski agarró antes la pelota.

Pasaban los minutos y no cambiaba el escenario de otra película de terror en la calle Arístides Maillol. En el 70 por fin llegó una buena ocasión, pero Memphis remató mal con todo a favor. Xavi quemó las naves: Adama y Luuk de Jong al campo. La ovación que recibió al entrar el holandés, antítesis del libreto de estilo culé, habla bien a las claras de la esquizofrenia que envuelve este año al Camp Nou. Ter Stegen lo corroboró cuando recortó en el área pequeña y estuvo a punto de metérsela en su propia portería.

Memphis fue quien mostró más fe y se fabricó otras dos buenas ocasiones, un cabezazo y un tiro lejano que Dimitrievski despejo de aquella manera. Luuk de Jong armó una chilena y golpeó la cabeza de Isi en lugar del balón. A un técnico del Rayo le sacaron la tarjeta roja por confundir al árbitro en un cambio. Al sainete no le faltaba de nada. La afición culé se enfadaba con el árbitro, con los jugadores del Rayo, con la vida misma, pero los verdaderos culpables vestían sus amados colores.

Llegó el lógico arreón del Barça a la desesperada y un penalti que Díaz de Mera decidió no pitar en el área del Rayo Vallecano. Catena arrolló a Gavi y el colegiado miró para otro lado. Acto seguido decretó 11 minutos de descuento. Lo de los tiempo extra esta temporada parece ya una carrera especial, a ver quién es el aventurero que llega más lejos. El Rayo se embotelló prestó a sufrir un bombardeo: lo probaron Adama, Jordi Alba, Dembélé… Todos agua. Pathé Ciss disparó al palo en la única salida del Rayo. Dembélé tuvo la última en el minuto 102. Tampoco. El Barça se estanca, el Rayo acaricia la salvación y el Real Madrid mete el champán a enfriar.