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Ver para creer: éstas son las cárceles de España que tienen piscina

Cárceles con piscina en España
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Cuando pensamos en una prisión, la imagen que normalmente nos viene a la cabeza es la de un lugar frío, austero y sin comodidades. Sin embargo, la realidad de las cárceles tiene muchas caras, algunas de ellas poco conocidas. El sistema penitenciario español, regido por Instituciones Penitenciarias, no sólo busca el castigo o la reclusión, sino también la reinserción de los reclusos a través de distintos programas y condiciones que permitan una estancia más digna. Entre estas medidas, sorprende saber que existen cárceles en España que cuentan incluso con piscina para sus internos.

La presencia de piscinas en algunas cárceles no significa, ni mucho menos, que los presos vivan con lujos, pero sí pone sobre la mesa un debate interesante sobre las condiciones de vida en prisión y el enfoque que se aplica al cumplimiento de penas privativas de libertad.

Cárceles de España con piscina

En España, un total de 25 cárceles cuentan con piscina dentro de sus instalaciones. Aunque pueda parecer algo sorprendente, lo cierto es que estas piscinas no se entienden como un lujo, sino como parte del equipamiento deportivo de algunos centros, pensado para promover la actividad física y el bienestar entre los internos. Estos espacios se suelen utilizar en actividades organizadas, terapias o programas de reinserción, y su uso está regulado por la dirección del centro penitenciario.

Los centros que disponen de piscina son: Albolote (Granada), Algeciras (Cádiz), el Centro de Inserción Social Victoria Kent en Madrid (Unidad de Madres), Córdoba, Dueñas (Palencia), Huelva, Las Palmas II (Gran Canaria), León, Madrid IV (Navalcarnero), Madrid V (Soto del Real), Madrid VI (Aranjuez), Madrid VII (Estremera), Málaga II (Archidona), Mallorca, Murcia II (Campos del Río), Ourense, Pamplona, Puerto III (Cádiz), Sevilla, Sevilla II (Morón de la Frontera), Teixeiro (A Coruña), Topas (Salamanca), Valencia, Villena (Alicante) y Zuera (Zaragoza).

Es importante señalar que no todas estas piscinas están abiertas todo el año. En muchos casos son instalaciones al aire libre que sólo se usan durante los meses de verano, y su apertura puede depender de varios factores como el personal disponible para su vigilancia, el estado de mantenimiento o las condiciones climáticas.

La razón por la que ciertos centros penitenciarios cuentan con piscina no responde a una política de «premios», sino a decisiones de planificación en el momento de su construcción o reforma. Algunas prisiones fueron diseñadas en los años 80 y 90 con espacios deportivos amplios, pensando en un enfoque integral de la reinserción. Otras, como las más modernas, ya no incorporan piscinas porque las normativas, los presupuestos y las prioridades han cambiado.

También existen diferencias regionales: comunidades autónomas como Andalucía, Madrid o Castilla y León concentran varias prisiones con estas instalaciones, en parte debido a la climatología y en parte por decisiones arquitectónicas pasadas. Además, algunas piscinas están destinadas a colectivos específicos, como el caso de la Unidad de Madres del CIS Victoria Kent, donde mujeres con hijos pequeños pueden participar en actividades acuáticas diseñadas para el desarrollo infantil.

La existencia de piscinas en algunas cárceles de España puede resultar chocante para muchos, especialmente en un contexto económico donde hay carencias en otros ámbitos sociales. Sin embargo, su presencia se enmarca en un modelo de reinserción que prioriza la rehabilitación frente a la mera reclusión.

Diversos estudios han demostrado que una estancia digna en prisión, que incluya acceso a ejercicio físico y actividades educativas, reduce las tasas de reincidencia. En este sentido, las piscinas no representan un lujo innecesario, sino una herramienta más en un sistema que busca algo más que encerrar: reinsertar. Y aunque sigue habiendo muchas deficiencias en el sistema penitenciario, como la falta de personal o las infraestructuras deterioradas en algunos centros, la existencia de piscinas en ciertas prisiones responde a una lógica más compleja que simplemente dar un «capricho» a los internos.

Datos del INE

En 2023, el número total de personas adultas condenadas en España fue de 280.322, lo que representa una disminución del 9,2 % respecto a 2022, cuando se registraron 308.624. Esta caída rompe la tendencia al alza observada en los dos años anteriores, tras el descenso excepcional de 2020 motivado por la pandemia. Pese a esta bajada, las cifras de 2023 se mantienen por encima de los niveles mínimos de la última década.

Del total de condenados en 2023, el 81,7 % fueron hombres, mientras que las mujeres representaron el 18,3 %. En cuanto a la nacionalidad, el 67,2 % eran españoles y el 32,8 % extranjeros, lo que muestra una ligera mayor representación de la población extranjera entre los condenados en comparación con su peso demográfico.

Las tasas más altas de condena por edad se registraron entre los 18 y 24 años, aunque también se observaron cifras elevadas entre los grupos de 25 a 34 años. En cuanto al tipo de delito, los más frecuentes fueron los delitos contra la seguridad vial, lesiones, hurtos y delitos relacionados con la salud pública. Cabe destacar que los delitos sexuales aumentaron un 3,5 % respecto a 2022, una de las pocas categorías que creció en el año.

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