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Tienes invitados y tu felpudo está asqueroso. Tenemos el ingrediente secreto que te salvará la visita

Tienes invitados y tu felpudo está asqueroso. Tenemos el ingrediente secreto que te salvará la visita. ¿Quieres saber de qué se trata? Sigue leyendo y descubre cómo limpiar tu felpudo con un producto que seguro que tienes en casa. Un ingrediente que de hecho es de los más recomendados cuando se trata de recurrir a los mejores trucos de limpieza.

El ingrediente más eficaz para limpiar tu felpudo

El felpudo es la primera impresión que se llevan tus visitas de tu hogar, por eso es importante que esté limpio y cuidado. Sin embargo, con el paso del tiempo y el uso, el felpudo puede acumular suciedad, polvo, pelos de mascotas y otras manchas difíciles de eliminar. ¿Qué hacer en estos casos?

No te preocupes, no hace falta que compres un felpudo nuevo ni que uses productos químicos agresivos. Hay una solución muy sencilla y económica que te ayudará a dejar tu felpudo como nuevo. Un ingrediente que no es otro que el amoniaco.

El amoniaco es el mejor ingrediente para salvar tu felpudo

El amoniaco es un producto de limpieza muy versátil y eficaz, que puedes encontrar en cualquier supermercado o droguería. Tiene propiedades desinfectantes, desengrasantes y blanqueadoras, por lo que es ideal para limpiar superficies textiles como el felpudo.

Además, el amoniaco tiene otros beneficios para la limpieza del hogar, como eliminar los malos olores o repeler los insectos, además de ser también muy eficaz cuando se trata de limpiar las ventanas y los espejos, o desatascar las tuberías.

Para limpiar tu felpudo con amoniaco, solo necesitas seguir estos pasos:

Y ya está, tu felpudo quedará limpio y desodorizado, listo para recibir a tus invitados. Eso sí, recuerda tomar algunas precauciones al usar amoniaco, como usar guantes, evitar el contacto con los ojos y la piel, y ventilar bien la zona donde lo apliques.

Por otro lado, será también adecuado que antes de echar la mezcla por todo el felpudo, apliques un poco en una esquina de modo que el amoniaco no manche o acabe comprometiendo el material del que esté hecho el felpudo.