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El técnico de la lavadora me lo dijo: jamás pongas este programa porque las consecuencias son fatales

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Hacer la colada parece una tarea relativamente sencilla: sólo hay que meter la ropa en la lavadora, añadir detergente y suavizante en el comportamiento correspondiente y pulsar un botón. Sin embargo, en este proceso solemos cometer algunos errores, como sobrecargar el tambor o no clasificar las prendas. Asimismo, los técnicos advierten de un error que es un auténtico derroche tanto de luz como de agua: el programa rápido de la lavadora. Tal y como su propio nombre indica, este ciclo está pensado para lavar la ropa en poco tiempo, una ventaja evidente cuando tenemos prisa. Ahora bien, en términos de consumo, es el más recomendable.

A diferencia de los programas que funcionan a temperaturas más bajas y regulan el consumo de agua mediante sensores, el ciclo rápido tiende a incrementar el gasto de luz y agua. El principal motivo es que este programa se suele utilizar con el tambor medio vacío; por ejemplo, con la ropa del gimnasio después de entrenar. Esto provoca un uso ineficiente de la energía, ya que la bomba y el motor tienen que trabajar prácticamente con la misma intensidad que en un ciclo largo, pero con menos carga, lo que aumenta el consumo por kilo de ropa lavada.

¡Nunca pongas este programa en la lavadora!

El programa rápido de la lavadora es una solución ideal cuando tenemos prisa y necesitamos ropa limpia. Sin embargo, a pesar de su aparente practicidad, esconde varios inconvenientes que lo convierten en una de las opciones menos recomendables para el uso habitual.

En primer lugar, el consumo de agua y electricidad es superior al de los programas largos o ECO por una razón muy simple: la lavadora utiliza más recursos en menos minutos, elevando tanto la temperatura como la cantidad de agua. Si además el tambor está medio vacío, se gasta casi lo mismo que en una carga completa, pero con menos ropa.

En cuanto a la durabilidad de la lavadora, al exigir un mayor esfuerzo al motor, al tambor y a la bomba en poco tiempo, los componentes sufren un desgaste prematuro. Ésta es una de las principales razones por las que los técnicos desaconsejan el uso frecuente del programa largo.

A esto hay que sumar la eficacia del lavado. En apenas 15 o 30 minutos, el detergente no siempre actúa con la misma efectividad que en un ciclo largo, lo que puede dejar residuos en la ropa. Esto implica que, en ocasiones, las prendas necesiten un segundo lavado, anulando la supuesta ventaja del ahorro de tiempo.

Comparativa con programas largos y ECO

Los programas largos, especialmente los modos ECO, funcionan de manera distinta. Estos ciclos aprovechan al máximo los sensores de la lavadora, ajustando la cantidad de agua en función de la carga y lavando a temperaturas más bajas. A largo plazo,son más económicos y sostenibles, ya que reducen el consumo de luz y agua por kilo de ropa lavada. Además, estos ciclos prolongados cuidan mejor los tejidos de las prendas.

Consejos prácticos

Una vez finalizado el ciclo de lavado, llega el momento de tender la ropa. Es fundamental hacerlo bien para que las prendas se sequen más rápido, no se arruguen y no aparezcan malos olores.  El primer consejo fundamental es sacudir bien cada prenda antes de tenderla. También es importante colocar la ropa del revés, sobre todo la de colores intensos.

Otro truco es utilizar pinzas de buena calidad y colocarlas en las costuras para evitar que se formen marcas. En prendas delicadas, lo ideal es colgarlas en perchas dentro del propio tendedero. Respecto a la ubicación, lo mejor es tender en un lugar ventilado.

Por último, recuerda no sobrecargar el tendedero. Dejar espacio entre las prendas asegura que el aire circule correctamente y que la ropa se seque más rápido y sin olores desagradables.

En definitiva, aunque el programa rápido de la lavadora puede parecer una buena opción cuando tenemos prisa, los inconvenientes superan sus beneficios: mayor consumo de agua y luz, desgaste prematuro de la lavadora y menor eficiencia en la limpieza. Los expertos coinciden en que su uso debe ser ocasional, y que para el lavado diario es preferible optar por programas largos o ECO, llenar correctamente el tambor y usar la cantidad adecuada de detergente. La eficiencia no está en la velocidad, sino en la optimización de recursos.