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¿Por qué la yema nunca está en el centro en los huevos duros?

Cocinar huevos es algo que hacemos casi a diario. Podemos hacerlos además de muchas maneras y aunque si los hacemos fritos existe un truco para que la yema nos quede siempre en el centro, en el caso de que los hagamos hervidos será imposible controlar la posición de la parte amarilla que de hecho nunca queda en el centro ¿Cuál es el motivo? Descubre a continuación la razón por la que la yema nunca está en el centro de los huevos duros.

La yema en los huevos duros

Según el principio de Arquímedes un cuerpo sumergido en un fluido recibe un empuje de abajo hacia arriba igual a la fuerza-peso del volumen de líquido desplazado. Por lo tanto, dado que la yema de huevo (compuesta por 55% de agua, 27% de grasa y 15% de proteína) es más densa que la clara de huevo (87% de agua y 11% de proteína), flota en ella, y durante la cocción es succionada hacia arriba según el principio que acabamos de explicar. De este modo al «moverse» dentro de la clara es prácticamente imposible que nos quede en el centro. De hecho es curioso comprobar al pelar y cortar el huevo como la yema suele quedar en el extremo más estrecho del huevo, es decir, la parte que consideramos como la parte de arriba.

El truco del huevo duro

Hay, sin embargo, un truco para anular este efecto y centrar perfectamente la yema: basta con contrarrestar el efecto de la gravedad y sus fuerzas verticales haciendo rodar el huevo en el cazo durante todo el tiempo necesario para su cocción, unos 6-8 minutos. Pero ojo con los huevos que no se cocinen demasiado: los que están demasiado cocidos (lo puedes ver si la yema empieza a tomar un color verdoso ) contienen grasas más difíciles de digerir y más dañinas para las arterias.

La estructura del huevo

Si, por el contrario, se rompe un huevo crudo en un recipiente, la yema no flota en la superficie ni se hunde, sino que permanece más o menos en el centro de la clara. ¿Cómo? La explicación viene dada por la estructura del huevo. La yema está envuelta en una película (membrana vitelina) y está unida a la membrana interna de la cáscara (llamada testácea, que envuelve la clara del huevo) por dos filamentos, las chalazas. Estos filamentos actúan como cinturones de seguridad, manteniendo la cicatrícula en el centro del huevo, un pequeño punto en la superficie de la yema de la que nacerá el pollito, de forma que siempre está rodeada por la clara, que nutre al embrión durante su desarrollo.