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¿Por qué hay diferentes colores de hojas en los árboles?

En otoño las hojas de los árboles tienen distintos colores debido a un proceso que tiene que ver con la clorofila y otros pigmentos.

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Aunque muchas veces no nos fijemos en los árboles mientras vamos a trabajar o estamos de paseo, lo cierto es que estos sufren un cambio constante cada temporada. Por este motivo, puedes pensar que las hojas de los árboles son siempre verdes y que en otoño cambian a amarillo o marrón, pero lo cierto es que si nos fijamos un poco más nos daremos cuenta de un fenómeno bastante sorprendente, que además suele ocurrir ahora en otoño y que tiene que ver con el hecho de que haya diferentes colores de hojas en los árboles que a continuación os vamos a explicar a qué se corresponde.

¿Por qué hay diferentes colores de hojas en los árboles?

Cuando llega el otoño, la naturaleza, en cierto sentido, «se duerme» haciendo que el ambiente sea melancólico y muy romántico y en el caso de los árboles nos damos cuenta como sus hojas van cambiando de color.

Así, durante la temporada de verano y primavera, el verde es el color más característico de las hojas de los árboles, pero al llegar el otoño ese color pasa a ser amarillo-marrón pero también en esta época podemos ver como muchas veces un mismo árbol tiene a la vez, hojas de color verde y hojas de color amarillo-marrón.

La clorofila, responsable del color de las hojas

La respuesta está en la clorofila , la molécula motora “mágica” de la fotosíntesis de la clorofila, que transforma el agua y el dióxido de carbono en glucosa y oxígeno y, por lo tanto, nos permite respirar. Este extraordinario compuesto químico es un pigmento descubierto en 1817 que se encuentra en los cloroplastos, componentes de las células vegetales. Su color típico es el verde y por eso las hojas aparecen así en las estaciones cálidas, cuando la clorofila está presente en una medida más abundante.

Las hojas, sin embargo, también contienen otros pigmentos, que aparecen tan pronto como las horas del día comienzan a disminuir. El mecanismo es tan simple como perfecto: en primavera y verano, las plantas secretan la hormona auxina , capaz de prevenir la formación de una capa de células correosas (llamada capa de abscisión). Pero cuando los días se acortan esta producción falla.

En la base de cada hoja comienza a formarse la capa de abscisión, lo que evita que las hojas reciban agua y nutrientes. Y es en esta fase que las hojas dejan de sintetizar la clorofila, que se degrada paulatinamente hasta desaparecer en unos días, dando lugar a otros pigmentos, como los carotenoides, de colores variables en varias tonalidades amarillentas-marrones, propias de los paisajes otoñales y que provoca además que las hojas de un mismo árbol vaya teniendo distintos colores a medida que se produce el fenómeno mencionado.

Pero no solo eso, ya que una hoja desprovista de clorofila se vuelve amarilla pero al mismo tiempo muere, porque ya no puede alimentarse, y por eso las románticas hojas otoñales suelen estar en el suelo, en lugar de en los árboles.