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¿Por qué se descarga la batería del coche cuando no se usa?

Si tras la cuarentena te has encontrado que la batería del coche ha dejado de funcionar, el motivo corresponde a las reacciones químicas generadas en el interior.

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Seguramente más de una persona se habrá llevado la sorpresa de su vida, al comprobar como tras meses de confinamiento y todavía en desescalada, su coche ya no es el que era. Puede que el problema haya sido haberlo dejado aparcado en la calle y como consecuencia se te haya ensuciado o llenado de excrementos de paloma, o puede ser mucho peor, ya que tal vez has comprobado que la batería se ha agotado, pero ¿cómo?.

¿Por qué se descarga la batería del coche cuando no se usa?

batería del coche

Las baterías de los coches suelen tener una vida útil de entre 4 y 5 años, pero a veces se descargan sin más cuando el coche no se usa durante mucho tiempo. ¿Cuál es el motivo para que esto suceda?.

Seguro que en alguna ocasión has escuchado que los coches se deben arrancar de vez en cuando, en especial si se trata de un automóvil que no se utiliza mucho. El motivo no es otro que la propia química de la batería, la cual hace que esta vaya descargándose poco a poco incluso cuando no está en funcionamiento.

Las reacciones químicas que generan electricidad

Las pilas y baterías de todo aquellos que utilizamos, ya sean la del móvil o la de cualquier electrodoméstico, utilizan reacciones químicas para generar corriente eléctrica, algo que también hacen las baterías de los coches.

Sabemos que la corriente eléctrica corresponde al movimiento de los electrones de un lado a otro a través de un material, los cuáles tienen energía aprovechada por los aparatos, dispositivos electrónicos o también las baterías, para funcionar.

Luego están los materiales conductores, que son la «autopista» por la que pasan los electrones para funcionar y generar la corriente eléctrica. Para que esto pase, en un extremo tiene que haber un exceso de electrones, y en el otro tiene que producirse una ausencia de estos. De este modo, el exceso de electrones de un lado se desplaza al otro y con ello se genera corriente eléctrica por todo el circuito.

Para conseguir esto, las baterías disponen de dos electrodos, el positivo que se llama cátodo y el negativo, llamado ánodo, los cuáles son los que se conectan a los cables para conseguir la corriente. Pero además tenemos un tercer componente, que está dentro de las pilas y baterías, que se llama electrolito y que puede ser líquido o sólido.

De este modo, los dos electrodos reaccionan de forma química con el electrolito, pero dependiendo del electrodo se pueden producir reacciones inversas. Por ello, en el ánodo se produce una reacción de oxidación que provoca un exceso de electrones, mientras que en el cátodo se produce una reacción de reducción, en la que se recogen  electrones. Al conectar el ánodo y el cátodo de una batería a un circuito, se producen las reacciones químicas de ambos electrodo y de este modo se consigue generar corriente eléctrica.

A través de la reacción química que se produce en el electrodo, los compuestos químicos se transforma en otros, pero llegará un punto en el que no quedará nada y la reacción química que genera la corriente se detendrá. Será entonces cuando nos daremos cuenta que la pila o batería se ha agotado.

Por suerte hoy en día, tenemos pilas y baterías que se recargan gracias a la posibilidad de realizar reacciones químicas reversibles, aunque el electrodo nunca vuelve a estar como al comienzo. Por ello, aunque podemos volver a usar esa pila que se gastó previamente, ya no durará lo mismo.

Ahora ya sabemos cómo funcionan las baterías por dentro, pero ¿qué provoca el desgaste de esta con respecto a un coche que está parado mucho tiempo?.

El desgaste de la batería del coche

Para acabar de entenderlo bien, tenéis que saber que las baterías del coche  son del tipo plomo-ácido ya que son estos, los materiales que las componen. En ellas, el electrolito es una disolución de ácido sulfúrico donde se encuentran los electrodos, hechos de plomo. Los cátodos están cubiertos de dióxido de plomo, y los ánodos se forman por plomo esponjoso puro.

El dióxido de plomo del cátodo absorbe electrones cuando reacciona el ácido sulfúrico, lo que genera sulfato de plomo. Mientras, en el ánodo, el ácido sulfúrico reacciona con el plomo generando así sulfato de plomo y con ello se produce un exceso de electrones. Así, cada electrodo es capaz de generar o absorber electrones y con ello se produce la corriente de la batería de nuestro coche.

La reacción que resulta en cualquier caso es siempre la misma: sulfato de plomo, que se acumula en forma de cristales encima de los electrodos mientras la batería se encuentra en funcionamiento. Además, libera agua y ácido sulfúrico puro, siendo posible así saber cuál es el estado de carga de la batería con solo medir el pH del electrolito de su interior.

Al acumularse esos cristales, la batería va dejando de funcionar poco a poco, pero por suerte son recargables. Es decir que la reacción química que provoca la corriente se puede volver a generar, y con ello que el sulfato de plomo reacciones de nuevo y los cristales desaparezcan.

Pero esto no funciona de la misma manera en el caso de que los cristales acumulados sean demasiado grandes, dado que la reacción solo se produce alrededor del electrodo y no se pueden disolver del todo. Esto hace que la batería ya no sea recargable, sino que está sulfatada (por el exceso de sulfato de plomo).

Aunque dejemos la batería del coche desconectada durante algún tiempo, las reacciones químicas en los electrodos se siguen produciendo, aunque de forma más lenta. Esto puede hacer que se vayan formando más y más cristales de sulfato de plomo en los electrodos, donde seguirán acumulándose y creciendo lentamente.

Por ello es necesario ir recargando la batería cada x tiempo de modo que los cristales de sulfato no crezcan demasiado. Y para ello, tenemos que hacer un uso de nuestro coche, o en el caso de no usarlo demasiado, tendremos que arrancarlo de vez en cuando. Con ello lograremos que la batería vuelva a funcionar, y con ello que se mantenga recargable, ya que de no hacerlo se corre el riesgo de que poco a poco vaya «muriendo», hasta convertirse en una batería que ya no podremos recargar de ninguna de las maneras.

Por otro lado, tenéis que saber que la temperatura exterior también afecta a la vida de la batería y en concreto a las reacciones químicas que generan la corriente. En invierno, el sulfato de plomo se cristaliza más fácilmente de modo que nuestra batería se descarga antes.

Por todo ello, si ves que el coche no te arranca o que la batería no funciona tras la cuarentena, posiblemente es porque se ha sulfatado, de modo que todavía es posible que funcione. Para ello bastará con darle un pequeño empujón al  coche y de este modo activar la dinamo y que pueda arrancar. En el caso de no lograrlo, será entonces el momento de llamar al mecánico.

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