La planta perfecta para tu terraza que aguanta todo lo que le eches: poco riego y llenará tu casa de flores
Si tienes una terraza y estás pensando en darle vida con plantas que florezcan sin pedirte demasiado a cambio, seguro te has hecho esta pregunta: ¿existe una planta bonita, resistente, que aguante el sol y no necesite riegos constantes? La respuesta es sí, y puede que aún no la tengas en tu radar. Hablamos de la clemátide, una planta trepadora que, con los cuidados adecuados, puede transformar por completo cualquier rincón de tu casa en un festival de color. Lo mejor es que no exige grandes esfuerzos: es fuerte, se adapta bien al entorno y, cuando florece, lo hace con una intensidad sorprendente
Muchas veces creemos que tener una terraza llena de flores requiere ser un jardinero experto o dedicarle muchas horas cada semana. Pero no siempre es así. Algunas especies, como la clemátide, son tan nobles y agradecidas que sólo necesitas conocer ciertos trucos básicos para que se conviertan en las reinas de tu espacio exterior. Si te gustan las flores que parecen sacadas de un cuento, con formas y colores que hipnotizan, sigue leyendo.
Clemátide: la mejor planta para tu terraza
La clemátide, perteneciente al género Clematis spp., es una planta trepadora que ha enamorado a jardineros y aficionados de todo el mundo. Lo más sorprendente es su capacidad de adaptación. Puede crecer en macetas, jardines verticales, pérgolas o incluso enrejados, dando un toque romántico, fresco y natural a cualquier espacio. Hay variedades con flores grandes y vistosas, otras más discretas pero igualmente encantadoras, e incluso algunas de floración continua.
Una de las cualidades más destacadas de la clemátide es su increíble capacidad de adaptarse a distintos entornos. Si tienes una terraza soleada, estará encantada. Pero si tu espacio recibe solo luz parcial o sombra en algunas horas del día, también sabrá aprovecharla. La clave está en cuidar dos aspectos esenciales: que las raíces estén frescas y que la parte aérea reciba luz.
Si algo enamora de la clemátide, es su forma de florecer. Algunas variedades regalan flores del tamaño de un plato pequeño, en tonos que van desde el blanco puro hasta el púrpura intenso, pasando por rosados, violetas, azules y combinaciones bicolores que parecen pintadas a mano.
Lo mejor es que no necesitas ser un experto para lograr una floración abundante. Con un riego moderado (una o dos veces por semana, dependiendo del calor), algo de abono durante la primavera y un soporte donde pueda trepar, la clemátide hará todo el trabajo por ti. En macetas grandes, crece sin problema, siempre y cuando le des suficiente profundidad para que sus raíces se desarrollen.
Además, su crecimiento vertical hace que no ocupe demasiado espacio en el suelo. Es decir, podrás tener otras plantas, muebles o decoraciones sin renunciar a un toque verde y florido. Incluso si tu terraza está en un piso alto, la clemátide no se amilana: solo necesita un poco de protección frente al viento y un soporte firme para sujetarse.
Cuidados
La clemátide es una planta agradecida, pero como toda belleza natural, necesita ciertos cuidados para brillar con fuerza. Lo primero que debes saber es que le encanta el sol… pero no del todo. Lo ideal es que sus flores y tallos reciban luz directa durante varias horas al día, mientras que sus raíces prefieren la sombra y la frescura. Para lograr ese equilibrio, puedes colocar otras plantas a su alrededor o usar una capa de corteza decorativa sobre la tierra para mantener la humedad y proteger del calor.
En cuanto al riego, no necesita estar constantemente húmeda, pero tampoco soporta sequías prolongadas. Lo mejor es regarla cuando notes que los primeros centímetros del sustrato están secos. En verano, eso puede ser cada dos o tres días; en invierno, mucho menos. Usa agua sin cal si es posible, y evita mojar las hojas al hacerlo.
El suelo debe ser fértil, bien drenado y ligeramente ácido. Un sustrato universal mezclado con un poco de compost orgánico será más que suficiente. Abona cada tres o cuatro semanas durante la primavera y el verano con fertilizante específico para plantas con flor, y verás cómo se multiplica la cantidad de capullos.
Por último, no te olvides de podarla al final de la floración o a inicios de la primavera, según la variedad. Esto estimula nuevos brotes y evita que se enrede en exceso. Con estos cuidados mínimos, tu clemátide estará feliz, fuerte y cubierta de flores.
Tener plantas en casa, especialmente en la terraza, no sólo embellece el entorno. También mejora tu estado de ánimo, reduce el estrés y te conecta con el ritmo de la naturaleza. La clemátide, con su crecimiento rápido y sus flores abundantes, ofrece una recompensa visual que hace que cada día tenga un pequeño momento de felicidad.Aguanta el calor, necesita pocos cuidados, florece como pocas y transforma por completo el aspecto de una terraza sin que tengas que ser un jardinero experto.
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