Ni en la nevera ni en la despensa: el sitio donde debes guardar los plátanos, según un frutero
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La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda consumir tres piezas de fruta al día, y los plátanos son una de las más populares a nivel global. Su aporte nutricional, su sabor dulce y su versatilidad en la cocina hacen de ellos una fruta indispensable en una dieta saludable y equilibrada. Sin embargo, existen muchas dudas acerca de cuál es el mejor sitio para guardar los plátanos. Hay quienes creen que lo ideal es meterlos en la nevera, pero nada más lejos de la realidad; lo que ocurre al contacto con el frío es que la piel se ennegrece y, además, el sabor empeora.
La despensa tampoco es una buena opción, ya que el aire seco del interior de este espacio reseca la fruta. Si, por el contrario, en la despensa hay mucha humedad, la falta de ventilación provoca condensación, lo que favorece el moho y, por ende, la proliferación de bacterias. Además, los plátanos son extremadamente sensibles a los olores de alimentos almacenados cerca, como ajos o cebollas.
¿Cuál es el mejor sitio para guardar los plátanos?
El plátano es una fruta climatérica gracias a la liberación de etileno, lo que significa que continúa madurando después de ser cosechado. Se trata de un proceso completamente natural que tiene varias ventajas significativas. Una de las más destacadas es que permite que los plátanos lleguen verdes al supermercado o a la frutería y terminen de madurar en casa, así que podemos consumirlos en su punto justo. Sin embargo, si no se controla el proceso de maduración, pueden pasar de verdes a demasiado maduros en tiempo récord. Para que esto no ocurra, debemos controlar diferentes factores, como la exposición a la luz solar, la ventilación y la temperatura.
Uno de los errores más habituales al guardar los plátanos es meterlos en la nevera pensando que el frío va a conservalos mejor. Pero esto no es así. En primer lugar, el plátano es muy sensible a las bajas temperaturas, algo lógico teniendo en cuenta que es originario de climas tropicales.
Por otro lado, aunque es cierto que el frío ralentiza el proceso de maduración, también interrumpe el desarrollo normal de azúcares y aromas. Finalmente, este hábito favorece el desperdicio alimentario, ya que muchas personas tiran los plátanos porque la piel se pone negra en la nevera, aunque la pulpa esté en buen estado. Teniendo todo esto en cuenta, el frigorífico sólo tiene sentido cuando el plátano está muy maduro y queremos ganar uno o dos días adicionales antes de comerlo.
Otro error frecuente es guardar los plátanos en la despensa. Al estar en un ambiente cerrado, el etileno que ellos mismos generan se concentra, acelerando la maduración. Además, la humedad insuficiente o excesiva hace que pierdan buena parte de sus propiedades.
El consejo del frutero
Los fruteros saben muy bien que el mejor sitio para almacenar esta fruta no es la nevera ni la despensa, sino un espacio fresco (entre 15 y 20 °C) y con buena ventilación. Una de sus principales recomendaciones es colgar los plátanos para evitar que estén en contacto con una superficie. Cuando apoyamos los plátanos sobre la mesa o el frutero, se generan puntos de presión que hacen que aparezcan manchas oscuras en la piel y, además, el calor acumulado en esos puntos hace que maduren de forma desigual.
Debemos tener en cuenta que los plátanos liberan mucho etileno, lo que acelera el proceso de maduración de las frutas que estén cerca, como kiwis, manzanas o peras. Por lo tanto, lo ideal es guardar estas frutas por separado.
Además de elegir bien el lugar, existen algunos trucos que pueden alargar la vida útil de los plátanos:
- Envolver los rabillos con film transparente o papel de aluminio reduce la liberación de etileno y ralentiza la maduración.
- Las bolsas de papel perforadas permiten que la fruta respire sin acumular humedad.
- Separar los plátanos del racimo evita que el gas concentrado de uno afecte tanto a los demás.Usar bolsas de papel perforadas: permiten que la fruta respire sin acumular humedad.
- Si están demasiado maduros, se pueden pelar y congelar para usarlos después en batidos, helados caseros o repostería.
Una de las grandes ventajas del plátano es que no existe un único «punto ideal» para consumirlo.
Cuando está verde, su textura firme y su bajo contenido en azúcares lo hacen perfecto como guarnición en platos de pescado o carnes. En el punto amarillo, acompaña de maravilla un desayuno con yogur y avena o una ensalada; también se puede comer como snack después de hacer deporte.
Cuando aparecen motas marrones en la piel, el plátano alcanza su dulzor máximo, así que conviene utilizarlo para repostería: desde un clásico banana bread hasta muffins esponjosos o tortitas. Por último, cuando el plátano está muy maduro, su pulpa cremosa es perfecta para batidos, helados caseros o como endulzante natural en masas y cremas.
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