Ni lentejas ni arroz: estos son los alimentos que debes guardar en caso de apocalipsis, según la ciencia
En un mundo donde las amenazas globales como el cambio climático, las guerras nucleares o los desastres naturales se hacen cada vez más presentes, es necesario pensar en soluciones para la supervivencia humana. En este contexto, un estudio realizado por un equipo de científicos de la Universidad de Otago, en Nueva Zelanda, ha averiguado cuáles los alimentos más adecuados para sobrevivir a un apocalipsis. Estos investigadores se han centrado en identificar los alimentos que, por sus propiedades, podrían garantizar la supervivencia humana en un contexto de condiciones climáticas extremas.
El estudio, publicado en la revista PlosOne, examina los cultivos que podrían ser más efectivos para alimentar a la población en caso de desastres globales, y lo hace a partir de un metaanálisis de investigaciones previas sobre agricultura urbana. Al estudiar las diferentes opciones de cultivos y la cantidad de tierra necesaria para que una persona pueda sobrevivir durante un año, los científicos han llegado a algunas conclusiones sorprendentes. En escenarios normales, los guisantes y las legumbres en general destacan como los cultivos más eficientes, mientras que en un invierno nuclear, los mejores candidatos son las espinacas y la remolacha.
¿Qué alimentos necesitas en caso de apocalipsis?
Cuando pensamos en alimentos que podrían ser fundamentales en caso de apocalipsis, es fácil imaginar que sólo los cultivos más resistentes y abundantes serían los que garantizarían la supervivencia. Sin embargo, el estudio revela que los cultivos más eficaces no son necesariamente los que requieren grandes extensiones de tierra o los que tienen un sabor agradable.
En este sentido, los investigadores encontraron que las espinacas y la remolacha son los mejores candidatos para enfrentar una situación de invierno nuclear, ya que son plantas resistentes que pueden soportar temperaturas más frías y, en su mayoría, no dependen de la luz solar directa para crecer.
En un invierno nuclear, el cielo se cubriría de una capa de humo y cenizas, lo que bloquearía la luz del sol y dificultaría la fotosíntesis. Esto tendría un impacto devastador en los cultivos convencionales, pero las espinacas y la remolacha tienen una mayor tolerancia a las condiciones adversas.
Además, son plantas que ofrecen una buena cantidad de nutrientes y son relativamente fáciles de cultivar. Su capacidad para crecer en suelos menos fértiles las convierte en una opción viable en escenarios donde los recursos son limitados.
La eficiencia en el uso del espacio
Uno de los aspectos más sorprendentes del estudio es la eficiencia de los cultivos en cuanto al espacio requerido. En un escenario de desastre global, como una guerra nuclear o el impacto de un gran meteorito, el espacio disponible para cultivar alimentos podría ser extremadamente limitado. Por esta razón, el equipo de la Universidad de Otago se centró en encontrar cultivos que no sólo fueran nutritivos, sino que también pudieran crecer en áreas reducidas.
Los guisantes, por ejemplo, resultaron ser uno de los cultivos más eficientes en un entorno urbano en condiciones normales. Este cultivo sólo requiere 292 metros cuadrados de tierra para alimentar a una persona durante todo un año, lo que lo convierte en una opción ideal para zonas donde el espacio es limitado.
Su alto contenido de proteínas y su capacidad para crecer en climas templados lo hacen muy adecuado para una posible catástrofe global que no implique condiciones climáticas extremas. Sin embargo, como , los guisantes no son resistentes al frío y su viabilidad disminuye en un invierno nuclear.
Trigo y zanahorias en un invierno nuclear
Cuando las condiciones climáticas empeoran, como en el caso de un invierno nuclear, las opciones de cultivos deben adaptarse a las bajas temperaturas. El estudio sugiere que en tales condiciones, una combinación de trigo y zanahorias es más efectiva, ya que estas plantas tienen una mayor tolerancia al frío.
En concreto, se encontró que una mezcla de 97% de trigo y 3% de zanahorias es la más eficiente para este tipo de escenarios. El trigo, al ser un cultivo de cereales, proporciona una gran cantidad de carbohidratos, mientras que las zanahorias aportan vitaminas y minerales esenciales.
Este tipo de combinación es crucial porque, en un apocalipsis, la variedad de alimentos disponibles puede ser muy limitada. Las personas podrían tener que recurrir a una dieta más monótona, lo que hace que las opciones nutritivas sean aún más valiosas. Además, tanto el trigo como las zanahorias tienen la ventaja de que no requieren grandes extensiones de terreno para cultivarlas, lo que las convierte en una opción viable incluso en espacios reducidos.
El estudio liderado por Matt Boyd no sólo ofrece una respuesta a la pregunta de qué alimentos podrían salvarnos en un escenario de catástrofe global, sino que también abre el debate sobre cómo las sociedades pueden prepararse para enfrentar estos desafíos. La resiliencia, la seguridad y el bienestar de la población deben ser considerados al tomar decisiones sobre el uso de la tierra y la producción de alimentos.
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