Un estudio asegura que se trabaja más ahora que en la Edad Media: jornadas de 8 horas y más festivos
Las jornadas de 8 horas y más festivos son una de las conclusiones de un reciente estudio que asegura que se trabaja más ahora que en la Edad Media
¿Cómo eran los hospitales en la Edad Media en España?
Las jornadas de 8 horas y más festivos son una de las conclusiones de un reciente estudio que asegura que se trabaja más ahora que en la Edad Media. La historia pone las cosas en su sitio, nos gusté o no, no estamos mejorando en todos los aspectos, quizás estamos empeorando.
El trabajo es uno de los pilares de la sociedad y de toda familia, algo que hoy y siempre, ha aportado un plato de comida y cubierto las necesidades básicas. Pero por lo que parece en la Edad Media no trabajaban tanto como ahora, por lo que quizás no hemos avanzado mucho en este especto, sino que hemos retrocedido.
Se trabaja más ahora que en la Edad Media
Los estudios sobre la Antigua Roma ya tiraron por tierra algunas creencias actuales. En ese periodo histórico ya el ser humano llegó a los 100 años de vida. Algo que ahora parece que se haya conseguido con avances científicos, ya entonces se había logrado con una buena dieta, ejercicio físico y un trabajo moderado.
Nos guste o no, el trabajo puede tener relación directa con el ciclo vital de cada persona. Trabajar muchas horas al día, vivir permanentemente estresado y no disfrutar de las vacaciones o el tiempo libre que uno necesita es altamente perjudicial para todo ser humano, viva en la época histórica que viva.
Actualmente hay personas que trabajan en turnos de 24 horas por un sueldo a final de mes. Un dinero que necesitan para comprar elementos materiales y que va acorde con sus estudios y compañeros de trabajo, pero que, a la larga, se queda en nada, dado el tiempo que pierde y la salud que se marcha por el camino. Ya sea física o mental, no dormir, siempre tiene sus consecuencias.
En la Edad Media parece que se vivía mejor. No trabajaban por turnos, ni de noche, simplemente seguían al sol en unos ritmos naturales que les garantizaban un estilo de vida mucho más saludable. Pese a las limitaciones, su dieta, alta en verduras y frutas y baja en carnes y pescados, que eran ingredientes más caros, tenía algunas carencias, pero les servía para que nunca faltará un plato de comida en la mesa.
Han pasado cientos de años, pero en lugar de avanzar parece que hemos retrocedido de forma alarmante.
Jornadas de 8 horas y más festivos
Juliet B. Schor es una economista y profesora de Sociología en el Boston College de Estados Unidos. Sus estudios han revolucionado por completo la sociedad capitalista actual, haciendo tambalear por completo unas creencias que estaban muy arraigadas. En el presente parece que estamos en el momento histórico más terrible de todos, no hemos ganado nada, ni años de vida, ni horas sin trabajar, sino todo lo contrario.
Derrumba por completo la creencia de que estos avances han podido dejarnos mejoras importantes. Debemos tener en cuenta que Schor vive en Estados Unidos un país capitalista por excelencia, aunque no está tan lejos del resto de lugares, España sigue las mismas normas.
Schor afirma en su último estudio que: ““Uno de los mitos más duraderos del capitalismo es que ha reducido el trabajo humano. Este mito suele defenderse comparando la semana moderna de cuarenta horas con su contraparte de setenta u ochenta horas del siglo XIX. La suposición implícita (pero rara vez articulada) es que el estándar de ochenta horas ha prevalecido durante siglos. La comparación evoca la triste vida de los campesinos medievales, que trabajaban sin descanso desde el amanecer hasta el anochecer. Se nos pide que imaginemos al artesano oficial en una buhardilla fría y húmeda, levantándose incluso antes del sol, trabajando a la luz de las velas hasta altas horas de la noche. Estas imágenes son proyecciones retrospectivas de los patrones de trabajo modernos. Y son falsos”.
Los trabajos han cambiado mucho desde esa Edad Media en la que se dependía especialmente del clima y de la producción. Se podían trabajar 16 horas en época de cosecha, pero la mayor parte del año la jornada duraba esas 8 horas que ahora nos parecen un gran avance.
Esta economista defiende que: “El trabajador descansará mucho por la mañana; pasa una buena parte del día antes de llegar a su trabajo; luego debe tomar su desayuno, aunque no se lo haya ganado a la hora acostumbrada, o de lo contrario habrá rencores y murmuraciones; cuando suene el reloj, arrojará su carga a mitad del camino, y todo lo que tenga en la mano lo dejará como está, aunque muchas veces se estropee antes de volver; no puede perder su comida, cualquiera que sea el peligro que corra el trabajo. Al mediodía debe tener su tiempo para dormir, luego su bebida por la tarde, que ocupa gran parte del día; y cuando llega su hora en la noche, a la primera campanada del reloj, arroja sus herramientas y abandona su trabajo, en cualquier necesidad o caso en que se encuentre el trabajo”.
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