Alerta inminente por el terremoto que amenaza a España: «Es una necesidad urgente»
El terremoto de Lisboa de 1755 causó entre 30.000 y 100.000 muertes
España y Portugal enfrentan un alto riesgo de experimentar un terremoto similar al ocurrido en 1755. En respuesta a esta amenaza, el gobierno portugués ha emitido una alerta y ha solicitado implementar un plan de emergencia para proteger a la población y las infraestructuras. Mário Lopes, profesor del Instituto Superior Técnico y experto en Ingeniería Sísmica, junto con especialistas en geología e ingeniería, ha urgido a las autoridades a reforzar con urgencia los edificios que albergan a niños y bebés, especialmente aquellos que son antiguos y vulnerables ante un sismo de gran magnitud.
Además, muchas escuelas son especialmente vulnerables y varias están situadas en zonas que podrían verse afectadas por un tsunami tras un gran terremoto en el mar. La situación es igualmente preocupante para los hospitales, ya que muchos de ellos, incluyendo los principales de Lisboa, no están preparados. Los expertos advierten que, si se produjera un terremoto de la magnitud del de 1755 en la actualidad, los daños podrían equivaler a un año del PIB del país. Asimismo, critican la decisión del Plan de Recuperación y Resiliencia (PRR) de destinar 700 millones de euros a la mejora energética de edificios, sin asignar recursos para fortalecer la resistencia sísmica, lo que podría resultar en pérdidas devastadoras en caso de producirse un terremoto.
El terremoto que amenaza a España
Portugal ha emitido una seria advertencia ante la posibilidad de un nuevo terremoto similar al devastador sismo de 1755, uno de los episodios más trágicos en la historia del país y una de las peores catástrofes naturales de Europa. Expertos han instado a vigilar la seguridad de instalaciones educativas, como guarderías y escuelas infantiles, frente a un potencial gran sismo.
Mário Lopes, profesor en el Instituto Superior Técnico (IST) y especialista en Ingeniería Sísmica, ha subrayado la urgencia de un plan nacional destinado a reforzar la infraestructura de estos centros, respaldado por estudios que evidencian la vulnerabilidad de muchas escuelas, sobre todo aquellas ubicadas en zonas propensas a ser afectadas por tsunamis.
En colaboración con el Laboratorio Nacional de Ingeniería Civil (LNEC), se realizó un análisis de 28 escuelas a petición del municipio, que concluyó que 18 de ellas requieren medidas de refuerzo sísmico. La preocupación se extiende también a los hospitales de Lisboa, especialmente a los de Santa María y São José, que no están preparados para un sismo fuerte.
El pasado 25 de agosto, el Instituto Portugués del Mar y de la Atmósfera reportó un terremoto de magnitud 5,3 en el océano Atlántico, cerca de Sines, Portugal, a una profundidad de 25 kilómetros. Este evento sísmico provocó tres réplicas menores, aunque no causó daños materiales ni personales. A pesar de que el sismo se sintió en varias regiones, incluida Lisboa, no se activaron los protocolos de emergencia, ya que la magnitud no cumplió con los criterios necesarios para ello.
El gran sismo de 1755
El terremoto de Lisboa de 1755, que tuvo lugar el 1 de noviembre, es uno de los desastres naturales más devastadores de la historia de Europa. Con una magnitud estimada entre 7,5 y 9 en la escala de Richter, el sismo no sñilo destruyó Lisboa, sino que también afectó a partes de España y Marruecos. La ciudad, un próspero centro comercial de la época, se vio arrasada por la fuerza del temblor, que duró aproximadamente seis minutos. Además de los daños inmediatos, el terremoto provocó un par de tsunamis que inundaron las costas y causaron más destrucción, seguidos por incendios que se extendieron rápidamente por las calles llenas de escombros.
Las estimaciones sobre el número de muertos varían entre 30.000 y 100.000, lo que transformó a Lisboa, que contaba con aproximadamente 275.000 habitantes, en un campo de ruinas. La economía del país sufrió un fuerte golpe, con la pérdida de infraestructuras comerciales y la necesidad de endeudarse para la reconstrucción, lo que agravó la crisis económica.
El terremoto también tuvo repercusiones políticas y sociales. La incapacidad del gobierno para responder de manera efectiva llevó a una creciente desconfianza en la monarquía. Filósofos como Voltaire cuestionaron las creencias optimistas de la época, argumentando que no se podía considerar un castigo divino la tragedia sufrida por la población.
El Marqués de Pombal lideró la reconstrucción de Lisboa, implementando una serie de normativas de construcción más modernas y diseñando la ciudad con un enfoque más racional. Su esfuerzo no solo se centró en la infraestructura, sino también en reformas sociales y educativas para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
El legado del terremoto de 1755 perdura en la forma en que se entienden y manejan los desastres naturales en la actualidad. Se ha convertido en un estudio de caso en geología y sismología, influyendo en las prácticas de construcción y la planificación urbana para garantizar la resiliencia ante futuros sismos, como el terremoto que amenaza a España y Portugal.
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