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Adiós a pagar la cuenta por separado: lo que está pasando en muchos restaurantes no te va a gustar

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Salir a comer o a tomar algo en grupo suele ser sinónimo de un momento agradable. Pero al llegar la cuenta, la cosa cambia: «¿Pagamos a escote?», «Yo solo pedí una tapa y un refresco», «¿Puedes hacerme Bizum?». Esta escena, repetida una y otra vez en miles de restaurantes y bares de toda España, está generando un creciente malestar entre los profesionales de la hostelería. Lo que para los clientes es una forma lógica y justa de pagar, para muchos camareros y dueños de establecimientos se ha convertido en un auténtico quebradero de cabeza.

La paciencia de algunos hosteleros ha tocado fondo. En ciudades como Málaga, cada vez más locales están optando por colgar carteles bien visibles con un mensaje claro: no se fracciona la cuenta. Alegan motivos operativos, de tiempo y de organización interna. Y aunque legalmente no hay ninguna obligación de dividir la factura por comensal, el debate está servido. ¿Es razonable esta negativa? ¿Hasta qué punto el cliente tiene derecho a elegir cómo paga? La respuesta, como casi siempre, no es blanco o negro, sino una amplia gama de grises donde entra en juego el sentido común, la transparencia… y la buena comunicación.

¿Se acabó pagar por separado en los restaurantes?

Dividir la cuenta entre varios comensales es algo que muchas personas consideran lógico, justo e incluso práctico. Pero desde la perspectiva de quienes trabajan en la restauración, esta costumbre está generando más problemas que soluciones. La situación se vuelve especialmente tensa cuando se trata de grupos grandes: mesas de 8, 12, 15 o incluso más personas. En estos casos, cada cliente quiere pagar exactamente lo que ha consumido, y si es posible, con tarjeta o Bizum. Esto implica que el camarero tiene que repasar el ticket varias veces, hacer cálculos y gestionar numerosos pagos electrónicos en lugar de realizar una única operación.

Según varios testimonios recogidos en diferentes puntos del país, el hecho de dividir la cuenta puede suponer una gran pérdida de tiempo en momentos de máxima actividad. A veces no sólo retrasa el servicio de otras mesas, sino que también puede provocar errores en la caja, especialmente si no hay un sistema digital muy preciso.

En Málaga, barios bares y restaurantes han decidido poner fin a esta costumbre, estableciendo como norma interna que la cuenta sólo se paga de forma conjunta. Para evitar conflictos, muchos de ellos han optado por colocar avisos en la entrada o en las propias mesas, informando a los clientes antes de que pidan.

Pero no es un fenómeno aislado. En otras ciudades, como Barcelona o Sevilla, los hosteleros están adoptando posturas similares. El argumento más repetido es claro: la gestión individual de cada pago ralentiza el servicio, genera estrés en el personal y, en algunos casos, lleva a errores en el cierre de caja.

¿Pueden negarse a fraccionar la cuenta?

Desde el punto de vista jurídico, no existe ninguna norma que obligue a un restaurante a dividir la cuenta por cliente. Tampoco hay leyes que lo prohíban. Es decir, la decisión depende exclusivamente del criterio del establecimiento, siempre y cuando esa política se comunique de forma clara antes de prestar el servicio. Lo fundamental aquí es la transparencia: si el cliente conoce las condiciones con antelación, acepta implícitamente esa norma al hacer su pedido.

Así lo explican desde diversas asociaciones de consumidores, que recalcan la importancia de que los locales informen a sus clientes desde el principio. Si no se da ese aviso y el cliente se encuentra con la negativa sólo al momento de pagar, podría considerarse una falta de comunicación que da pie a reclamaciones. Pero si la política está bien anunciada, el cliente no tiene base legal para exigir el fraccionamiento de la cuenta.

Recargo por fraccionar: ¿una nueva moda?

Algunos bares y restaurantes no se limitan a rechazar el pago separado, sino que han ido un paso más allá: aplican un suplemento por dividir la cuenta. ¿El motivo? Alegan que cada pago individual implica un coste adicional por el uso del datáfono (TPV) y por el tiempo de gestión que requiere atender a cada cliente por separado.

Por ejemplo, se han visto casos en los que se cobra un euro adicional por cada división de la cuenta a partir de cierto número de personas, o donde directamente se aplica un recargo fijo si se realizan más de tres pagos diferentes. Aunque esta medida pueda resultar incómoda o incluso molesta para el cliente, también es legal siempre que esté informada con antelación. En ese sentido, funciona como cualquier otra condición comercial: si el cliente lo sabe antes de consumir, está aceptando tácitamente el acuerdo.

Este fenómeno también pone sobre la mesa una reflexión más profunda sobre la cultura del consumo en grupo. El auge de las plataformas de pago móviles ha hecho que las expectativas del cliente cambien. Hoy en día, muchas personas dan por hecho que podrán pagar individualmente, sin tener en cuenta la realidad operativa del local.