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Las diferencias y similitudes del castellano antiguo y el actual

El castellano antiguo nos genera curiosidad, consecuencia de que en la lengua castellana se han producido muchos cambios que seguro te sorprenden

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Castellano antiguo
En qué se distingue y en qué se parece nuestro castellano al castellano antiguo
Blanca Espada

El castellano procede del latín y recibe este nombre ya que se origina en Castilla. Aunque ha habido mucha controversia en torno a si en España debemos denominar a nuestra lengua como castellano o español, lo cierto es que solemos elegir la primera (castellano) y de hecho se define como nuestro primer idioma en la Constitución. Pero ¿Cómo ha evolucionado el castellano? Es evidente que han habido cambios, de modo que os hablamos ahora de las diferencias y similitudes del castellano antiguo y el actual

Las diferencias y similitudes del castellano antiguo y el actual

El castellano antiguo se refiere a las diferentes variantes habladas del castellano en la Península Ibérica  entre los Siglos X y XIV y  suele recibir también el nombre de castellano medieval.

Es un castellano que podemos leer en obras tan célebres como el Cantar del Mío Cid y que se caracterizaba por el uso elevado de sibilantes y la distinción que hacía entre fricativas sordas y sonoras.

Fue entre los siglos XVI y XVII cuando ocurre lo que se conoce como «reajuste de las consonantes sibilantes» un cambio fonético que se produjo de forma natural y que permitió que de alguna manera se originara el castellano actual o el castellano que hablamos hoy en día.

Sin embargo es evidente que nuestro castellano todavía conserva algunas de las características con respecto al medieval, por ejemplo el parecido en algunos fonemas y las vocales, pero existen algunas diferencias muy marcadas al respecto como por ejemplo:

  • reajuste de las sibilantes que no se ha producido de manera que en el castellano medieval es habitual encontrar infinidad de fonemas sibilantes.
  • De hecho, existía el uso de seis fonemas: /ts/ y /dz/, /s̺/ y /z̺/, /ʃ/ y /ʒ/, que ahora son tres: /θ/ ‹z›, /s/ ‹s›, /x/ ‹j›
  • el uso de la f-latina como por ejemplo en «farina» que hoy en día llamamos «harina».
  • El yeísmo es poco frecuente en el castellano medieval
  • la letra ‹b› y la letra ‹v› representaban en el castellano medieval dos sonidos distintos.

Los parecidos en las vocales

Por otro lado sin embargo parece que todavía el castellano medieval y el actual se parecen en el uso de las vocales. De hecho, si bien tenemos /a, e, i, o, u/ en nuestro castellano actual, estas también existían en el medieval aunque algunas palabras utilizan otras vocales con respecto a cómo se escriben y pronuncian hoy en día. Por ejemplo, es el caso de de «pora» que ahora pronunciamos y escribimos como «para» aunque son cambios o diferencias puntuales que deberían analizarse vocablo por vocablo.

Otras diferencias entre el castellano medieval y el actual

Lo mencionado son las principales diferencias con respecto al castellano medieval aunque es evidente la evolución al castellano actual de modo que podemos señalar estas otras características que diferencian el mismo idioma entre una época y la otra.

  • En el castellano medieval o antiguo el artículo «la» no coincidía con las palabras femeninas que empezaran con la letra «a», incluso aunque esta no fuese la vocal acentuada. Decían «el afición», «el amistad». La regla incluso pasó a voces que comenzaban con otras locales, como «el ortografía»
  • Se ligaba la preposición «de» con los adjetivos ella, este y ese. Por lo tanto, decían deste, desta o dese.
  • En el castellano antiguo se eliminaba la consonante que finaliza en una sílaba en medio de dicción. «conduta por conducta» «Egito por Egipto».
  • El relativo no tenía plural y se utilizaba para hablar sin diferencias de una persona o cosa.
  • Los demostrativos este y ese, que en el castellano actual indica un objeto cercano o distante, se usaban indistintamente.
  • La segunda persona del plural de todos las formas verbales usaba la terminación des en vez de is, (por ejemplo «cantades» por «cantáis», «sodes» por «sois», etc…)
  • Los verbos compuestos recibían una construcción particular.  «Te he de ver» o «he de hacerlo», por ejemplo, se expresaban por «verte he», «hacerlo he».
  • Cuando el infinitivo estaba modificado por complementos como lo, la y le, acostumbraban a cambiar la»r» final del verbo en «l», lo que hacía que se formase una «ll» en la última sílaba de la palabra, por lo que decían «tenello» o «conseguillo», etc.

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