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Un libro-refugio para los adolescentes y sus padres: la necesaria conversación entre generaciones

Con una escritura cálida y reflexiva, Elena D. Just logra un estilo que capta tanto la espontaneidad como la profundidad de lo adolescente

Cómo las amistades en la adolescencia moldean el bienestar en la vejez

La adolescencia es una etapa que desborda y transforma, donde cada emoción parece arrasarlo todo y el tiempo se dilata en una fugaz intensidad. Los adolescentes están en un momento de la vida de las personas complicada, sobre todo porque es un espacio en el que buscamos nuestro lugar en el mundo y, por supuesto, en la sociedad. Cuando se entra en esta etapa vital, todo, de alguna forma, está disparado en nuestro interior y poco a poco nos ordenamos.

Por esta complejidad, es interesante tener paciencia con los adolescentes, así como contar con lecturas donde sintamos que tenemos un refugio. Es el caso de Tú y Tu Adolescencia, la escritora novel Elena D. Just, un lugar donde la autora nos invita a un recorrido íntimo por los paisajes cambiantes de la mente y el corazón adolescente, explorando temas universales y actuales con una profundidad que combina técnica y sensibilidad, logrando un equilibrio entre la precisión y la profundidad introspectiva.

«Este libro es un trozo de cualquier alma. No es solo un conjunto de páginas, sino una extensión de cariño, una conversación abierta con quienes están cruzando ese puente incierto entre la niñez y la adultez», señala la autora.

Conformar un espacio seguro y de confianza

«El libro nace casi sin saberlo. Escribía porque siempre lo he hecho. Pequeños textos, reflexiones sueltas, pensamientos que iba anotando sin un destino claro. También me gusta observar, pero no fue hasta que los amigos de mi hijo comenzaron a pasar los fines de semana en casa desde muy pequeños, cuando comprendí que esas palabras podían tener un sentido más allá de mí. Siempre he fomentado que mi casa sea un lugar seguro para ellos. Me gusta que vengan, que se sientan cómodos, que sepan que pueden hablar sin miedo a ser juzgados. Con el tiempo, empezaron a contarme sus cosas, y yo simplemente les ofrecía escucha y diálogo. Así fui construyendo capítulos, respondiendo a su necesidad de entender y, sobre todo, de sentirse comprendidos», explica D. Just.

Cada capítulo abre las puertas de universos complejos: la despedida de la niñez, la relación con el cuerpo, el miedo que tanto limita como protege, y el vasto océano de las redes sociales, que nos acerca y nos aísla en igual medida.

Detalla la autora, la forma en la que entendía ella aquellas conversaciones y a las conclusiones a las que llegó tras las mismas. «Vi el vacío. No un vacío afectivo, sino de tiempo, de presencia, de conversaciones que se quedan pendientes porque el ritmo de vida apenas deja margen para ellas. Siempre he sido consciente de la vorágine en la que vivimos, de cómo las largas jornadas de trabajo dejan a los adolescentes en un espacio difuso, con padres que, aunque quieren, no siempre pueden estar. Yo también trabajo, he criado sola desde que nació, y encontré en la reducción de jornada ese compromiso de ser una madre presente cada tarde. Y en ese estar, en esa escucha, entendí que lo que ellos necesitan no es que les digamos lo que tienen que hacer, sino que les demos herramientas para pensar, para comprenderse, para cuestionarse. Porque, aunque la adolescencia parezca un idioma extranjero, todos lo hemos hablado alguna vez. Sólo hay que recordar cómo», relata.

La necesaria conversación entre generaciones

Y añade: «Este libro nació de ahí: de la observación, de la escucha, de la necesidad de poner en palabras lo que muchas veces no se dice. No es un manual, ni un sermón. Es una conversación pendiente entre generaciones. Un intento de tender un puente donde, por un momento, podamos mirarnos y entendernos».

Gracias a todo ese trabajo, D. Just tiene la capacidad para construir un mapa emocional que es tanto una guía para adolescentes como un faro para los padres, ofreciendo un espacio en el que la tristeza, la rabia, la ansiedad y la culpa encuentran un nombre y una narrativa comprensiva. Desde el amor incondicional hasta la vulnerabilidad, pasando por el autocuidado y la autocompasión, este libro es un refugio para quienes buscan entender o revivir esa etapa esencial de la vida.

Escritura cálida y reflexiva

Con una escritura cálida y reflexiva, la autora logra un estilo que capta tanto la espontaneidad como la profundidad de lo adolescente, creando un puente entre generaciones. Cada página emana fe en la inteligencia y sensibilidad de los jóvenes, brindándoles un espacio donde reconocerse y ser comprendidos, sin sermones ni respuestas fáciles, sólo con una voz que escucha y resuena.

«Este no es sólo un libro para adolescentes. Es también para quienes los miramos desde la orilla opuesta con el corazón en la mano, tratando de entenderlos. Hay un capítulo específicamente dedicado a nosotros, los padres, porque también necesitamos ser entendidos. Porque despedirse del niño que ya no es y dar la bienvenida al adulto que está emergiendo es un acto de amor, pero también de duelo. Y porque cuando logran entendernos un poco, se desarman conflictos que parecían inevitables», apunta.

Entre sus treinta y seis capítulos, este libro recorre los temas que forman la arquitectura de la adolescencia: las redes sociales, la vulnerabilidad, las amistades, la comparación constante, el colegio, el uso de los móviles, el amor, las relaciones, etc. «Todo lo que los rodea y nos rodea está aquí y es necesario aprender a identificarlo, a gestionarlo, a cuestionarlo. Y sí, también hablo de igualdad. Pero no de la igualdad entendida como una concesión, como una uniformidad artificial que nos han querido vender. Nuestros cerebros son distintos, y es precisamente esa diferencia la que nos hace complementarios, la que permite que encajemos en este enorme rompecabezas humano», apunta.

Tú y Tu Adolescencia se lee como una contemplación del mar: con asombro y serenidad, como si cada ola trajera consigo algo único que merece ser descubierto. Para los adolescentes, es un acompañamiento sincero en sus dudas y descubrimientos; para los padres, una guía que desvela un mundo en constante cambio. Elena D. Just nos recuerda que la adolescencia es un ensayo para la vida, y que vivirla en toda su intensidad y contradicciones es una forma profunda de aprendizaje.

«Espero que los adolescentes crucen este puente tambaleándose menos, con la firmeza de su autocriterio, con la certeza de quiénes son y de lo que están transitando. Espero que al cerrar este libro, se sientan un poco menos solos. Y que, tal vez, dos generaciones puedan encontrarse en sus páginas y reconocerse, aunque solo sea por un instante», termina.