La música vuelve a Palmira con un concierto patrocinado por Putin
Este jueves, Valery Gergiev dirigió a la orquesta sinfónica del teatro Mariinski de San Petersburgo en el anfiteatro de Palmira, ciudad antigua arrebatada hace solo unas semanas a los terroristas, que por fortuna no han dejado tantos destrozos como se temía, confirmaron los primeros enviados de la Unesco sobre el terreno.
Con un concierto titulado ‘Oración para Palmira. La música vuelve a dar vida a los antiguos muros’, el lugar donde los verdugos del Estado Islámico (ISIS) llevaban a cabo sus ejecuciones públicas acogió piezas de Johann Sebastian Bach, Serguei Prokofiev y Rodion Shchedrin ante 400 personas, entre las que había buen número de soldados.
El recital, un grito por la paz y por la conservación del patrimonio, se ha interpretado también como un acto patriótico tributo a la gestión de Vladimir Putin en Siria. De hecho, el presidente de Rusia intervino por videoconferencia para ensalzar la actuación fundamental para la conquista de la ciudad el pasado 27 de marzo.
El mandatario tuvo palabras de aliento para «todos aquellos que luchan contra el terrorismo» y defendió la «liberación de la civilización moderna de este terrible mal». Para potencias como Reino Unido, el espectáculo, sin negar su belleza, no era sino un lavado de cara que obviaba el daño causado por el Kremlin sobre opositores a Bashar al Assad y civiles.
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