El arte de vender arte
Todo ser humano es un vendedor. La venta comienza en nuestro nacimiento, es la primera habilidad que aprende un niño. Entonces ya sabe que con una sonrisa conseguirá un abrazo. Más tarde, según va creciendo, con una buena nota en el colegio conseguirá una bicicleta nueva. Un buen trabajo se conseguirá en la entrevista donde habló de sus buenas cualidades. De una forma eficaz, el arte de vender resume el viaje de la vida. Lo que somos y adquirimos en la vida es el resultado de una venta y por ello el saber vender bien es una de las habilidades más importantes que podemos adquirir.
Estas habilidades de venta que utilizamos en la vida diaria se pueden aplicar en el lugar de trabajo, vendiendo no solamente la marca personal de uno mismo, sino la marca de un producto. Como cualquier disciplina, la venta es un arte que requiere práctica para su mejora. Al igual que otros talentos y habilidades que se perfeccionan con el tiempo, la venta de arte requiere años de entrenamiento y experiencia de mercado junto con habilidades que lleven a dominar la acción de venta en este campo.
La base en la venta del arte es la confianza. Independientemente de tener un profundo conocimiento del mercado, la confianza que un cliente deposita en un vendedor es el elemento más valioso y a la vez más difícil de conseguir. La confianza puede tardar años en construirse y en ocasiones con un solo error se disuelve. Por experiencia propia, la mayor confianza es la que valida el éxito. En cada compra el objetivo es aunar la estética con el poder adquisitivo y con ambos componentes tratar de conseguir la mejor obra posible. La validez de la compra se muestra con la evolución de la obra en el mercado y la subida de valor de ésta.
Hoy en día, el mercado del arte es de fácil acceso. Obtenemos toda la información para adquirir una obra a través de Internet. Consecuentemente, la figura del vendedor no es tan esencial como en el pasado, cuando de una forma casi romántica el “entendido” sumergido en la investigación era la única fuente de conocimiento que un comprador podía consultar. Por lo tanto, al ser un mercado de fácil acceso, el vendedor tiene que afinar sus aptitudes de investigación y selección. Cuando se ofrece una obra se debe de justificar por qué se ha elegido esa y no otra, cuál es el valor añadido y que la convierte en una buena compra. Por ejemplo, podemos ofrecer dos obras de un mismo artista a un comprador, pero solo una de las dos tiene las calificaciones que harán que esa obra se considere para una exposición en un museo. Será el ojo y el entendimiento de un experto el que determine esa diferencia.
En el año 2016 el mercado del arte vendió mas de 63 billones de dólares. El sector que más ventas tiene es el del mercado contemporáneo seguido por el moderno y por último el antiguo, cada uno con diferentes expertos y con diferentes conocimientos específicos. El arte de vender abarca desde coches hasta tornillos. Sin embargo, el arte de vender arte no nutre solamente el bolsillo, sino que es también es el alimento del corazón y el alma.
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