Las claves del engaño arqueológico de James Mellaart
La fama se define como una de las sensaciones más ansiadas por todo ser humano. El dinero, las propiedades, el reconocimiento… Ser famoso puede darte muchas cosas buenas, sin embargo, si fundamentas tu fama en una mentira, al final, te acaban pillando. Es lo que le ha ocurrido al investigador James Mellaart, catalogado como uno de los descubridores del yacimiento neolítico de Çatalhöyük (Turquía) en 1958. A continuación te mostramos las claves del fraude arqueológico de un «profesional» que ha puesto en duda toda una investigación y el prestigio de sus iguales.
El rastro del mentiroso
En 1958, la arqueología estaba de enhorabuena. Un grupo de arqueólogos experimentados liderado por James Mellaart dio como resultado una gran cantidad de hallazgos: grabados en piedra, inscripciones realizadas en Luwian, restos de objetos cotidianos… Muchos fueron los científicos que se alegraron por el éxito de un Mellaart que escondía algún que otro secreto. Y es que, según un novedoso estudio realizado actualmente por un grupo de expertos, gran parte de aquellos descubrimientos arqueológicos fueron creados por el propio Mellaart.
Cabe destacar que no fue hasta 1995 cuando el arqueólogo londinense publicó los primeros estudios acerca del yacimiento turco de Çatalhöyük. Entre sus investigaciones, Mellaart afirmó que no era capaz de descifrar ese antiguo idioma y que otros especialistas, todos fallecidos en ese momento, le habían ayudado a descifrar el mensaje de las extrañas inscripciones. Como último deseo, Mellaart confirmó que era demasiada información y pidió a sus compañeros de profesión que publicaran todo después de su muerte. Lo tenía todo planeado.
Error mortal
Pues bien, en el año 2012 el investigador falleció, y sus compañeros comenzaron a publicar informaciones acerca del estudio de su vida. La mayoría de ellos, no se tomó el trabajo en serio, sin embargo un investigador denominado Eberhard Zangger decidió investigar un poco más sobre el trabajo del reputado arqueólogo británico. Zangger decidió registrar a fondo las pertenencias de Mellaart con la finalidad de encontrar pruebas que le ayudasen a investigar más, sin embargo, descubrió que fue el propio fallecido el que había creado gran parte de las inscripciones y grabados del yacimiento.
Desde ese mismo momento, Zangger puso en duda la autenticidad de todos y cada uno de los restos encontrados en Çatalhöyük, ya que era muy difícil determinar cuales eran auténticos y cuales fueron creados por el reputado arqueólogo. Sin duda, un auténtico fraude arqueológico.
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