Ciencia
Vulcanología

Los científicos no quitan ojo y llevan un mes ‘escuchando’ los temblores del volcán más frío del mundo

La actividad sísmica que acompaña a ciertos sistemas volcánicos suele ofrecer información clave sobre su estructura interna, su dinámica y la evolución de los materiales que se desplazan en profundidad. En este caso que develaremos a continuación, la atención se ha centrado en una zona africana donde el volcán más frío del mundo constituye un entorno geológico singular.

En este contexto, un grupo de investigación ha pasado más de un mes analizando el origen de los temblores y su relación con la actividad magmática. La combinación de sensores especializados, técnicas de procesado de datos y nuevas aproximaciones analíticas ha impulsado una interpretación más precisa de lo que ocurre en el interior de este sistema.

¿Cuál es el volcán más frío del mundo y por qué se escuchan sus temblores?

El sistema investigado corresponde a Ol Doinyo Lengai, situado en las tierras altas del norte de Tanzania. Tras varias semanas de temblores continuos, se determinó que los registros recogidos ofrecían información útil para comprender su actividad magmática. El estudio, además, fue publicado en la revista ‘Nature Communications Earth & Environment.

En este territorio, el terreno ha estado vibrando de forma tenue durante un mes, una señal que sugiere movimientos persistentes en el subsuelo. La investigación se apoyó en quince meses de trabajo liderado por la especialista Miriam Christina Reiss, de la Johannes Gutenberg-Universität Mainz.

A lo largo de ese periodo, una red de sismómetros colocada alrededor del volcán permitió captar distintos patrones de vibración con claridad.

El análisis detallado de las señales proporcionó más que simples rutinas sísmicas. Por primera vez, se consiguió localizar en tres dimensiones el origen exacto de los temblores, tanto en posición como en profundidad. Esta información permitió visualizar la configuración del sistema magmático y sus rutas internas.

¿Cómo se comporta el magma bajo el volcán más frío del mundo?

Uno de los elementos centrales de este volcán es la composición química de su lava, que lo sitúa como un caso distinto en el panorama mundial. Aunque la temperatura de sus emisiones alcanza los quinientos diez grados, siguen siendo más frías que las lavas habituales.

Esto se debe a la presencia de lava natrocarbonatita, una variedad que se diferencia de manera marcada de los basaltos o riolitas que predominan en otros volcanes activos.

La natrocarbonatita está formada sobre todo por carbonatos de sodio, potasio y calcio, con un contenido muy bajo de sílice. Gracias a esa composición, la lava funde a temperaturas menores y fluye con una viscosidad parecida a la del agua.

Mientras se desplaza, se enfría con rapidez y adquiere tonos oscuros, lo que hace que su aspecto recuerde a un barro muy fluido. Este rasgo ha convertido a Ol Doinyo Lengai en un objeto de estudio continuo y ha hecho posible emplearlo como laboratorio natural en pleno Rift de África Oriental.

Lo que revelan los temblores sobre el sistema magmático de Ol Doinyo Lengai

El comportamiento de los temblores volcánicos ofrece claves sobre los cambios que se producen en el interior del volcán. Conforme el magma asciende, ejerce presión sobre la corteza y provoca la aparición de pequeñas fracturas, lo que genera señales sísmicas características.

Aunque su energía suele ser menor que la de los terremotos tectónicos, resultan fundamentales para comprender la actividad interna.

Entre finales de febrero y principios de abril de 2020, el equipo registró más de seiscientas horas de señales asociadas a tremores volcánicos. Los instrumentos del proyecto SEISVOL, orientados a estudiar la actividad del Ol Doinyo Lengai y su entorno, permitieron distinguir dos tipos de tremores principales:

Los tremores estrechos reflejaron la presencia de conductos ascendentes que parten de una falla del sector del Natron Basin. A esa profundidad, el magma libera dióxido de carbono que comienza a separarse. Esa liberación podría ser la responsable directa del patrón sísmico.

En cambio, los tremores cuasiarmónicos indicaron oscilaciones en grietas próximas a la base del volcán. La alternancia de ambos tipos en ciertos momentos sugirió una conexión entre los reservorios profundos y las estructuras más superficiales.

Una cartografía tridimensional del interior de Ol Doinyo Lengai

Para identificar la procedencia de cada señal, los investigadores emplearon el método de matriz de covarianza de red, que permite localizar temblores sin necesidad de determinar el segundo exacto en que se inicia cada uno.

Dividieron los registros en segmentos de diez minutos y luego en porciones de cuarenta y ocho segundos. De este modo, separaron los temblores reales del ruido de fondo mediante la comparación entre estaciones.

Al reconstruir un modelo tridimensional del subsuelo, se detalló la disposición de los conductos por los que asciende la natrocarbonatita. Este avance aporta una comprensión más precisa de los procesos internos del volcán y abre la posibilidad de mejorar los sistemas de detección temprana.

Por último, cabe remarcar que la investigación también contribuye al conocimiento de un entorno geológico único en el Rift africano, donde la actividad magmática sigue remodelando la región.