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Los astrónomos no dan crédito: el Webb detecta una misteriosa ‘mancha’ junto a una estrella y podría ser un nuevo planeta

Nuevo planeta
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

El telescopio espacial James Webb (JWST) vuelve a ser noticia por el hallazgo de una «mancha» en la posición donde se esperaba encontrar un planeta. Aunque hasta la fecha los astrónomos no han podido confirmar la existencia de un nuevo planeta, esta observación ha abierto la puerta a una mejor comprensión del sistema estelar de Epsilon Eridani, una de las estrellas más cercanas a la Tierra.

«Webb estudia todas las fases de la historia de nuestro universo, desde los primeros destellos luminosos tras el Big Bang hasta la formación de sistemas solares capaces de albergar vida en planetas como la Tierra, pasando por la evolución de nuestro propio sistema solar. Webb fue lanzado el 25 de diciembre de 2021. No orbita alrededor de la Tierra como el telescopio espacial Hubble, sino que orbita alrededor del Sol a 1,5 millones de kilómetros (un millón de millas) de distancia de la Tierra, en lo que se denomina el segundo punto de Lagrange o L2», explica la NASA.

¿Estamos ante un nuevo planeta?

Epsilon Eridani se encuentra a «sólo» 10,5 años luz de la Tierra, en la constelación de Eridanus. Con apenas 400 millones de años de antigüedad, es una estrella joven, lo que implica una mayor actividad y un entorno dinámico, con discos de polvo, posibles planetas en formación y un sistema que se parece, en muchos sentidos, a lo que pudo ser el Sistema Solar en sus inicios, hace 4.600 millones de años.

Desde principios de los 2000, algunos estudios basados en el método de velocidad radial habían sugerido la presencia de un planeta del tamaño de Júpiter (Epsilon Eridani b) orbitando a unas 3,5 unidades astronómicas (AU) de la estrella. Incluso se habló de la posibilidad de un segundo planeta mucho más lejano, situado en la región externa, a unas 45 AU, que podría ser el responsable de dar forma al llamativo anillo de polvo que rodea a la estrella.

El JWST, con su instrumento NIRCam (Cámara de Infrarrojo Cercano) y la capacidad de bloquear la luz estelar mediante coronógrafos, era la herramienta perfecta para tratar de confirmar esta hipótesis. Cuando los astrónomos recibieron los datos, comprobaron que mostraba una señal débil, una especie de «mancha» de luz, justo en la zona donde se esperaba que estuviera Epsilon Eridani b. En principio, todo apuntaba a que por fin se había captado un nuevo planeta

Sin embargo, la realidad fue más complicada. Esa señal aparecía demasiado cerca de un «hexpeckle», un artefacto de ruido creado por el propio coronógrafo. Explicado de una manera sencilla, era como intentar distinguir una luciérnaga frente a un faro encendido: lo observado podría ser real, pero el entorno hacía imposible estar seguros.

En cuanto al segundo planeta, las observaciones del JWST fueron claras al respecto: no se detectaron planetas de tamaño Saturno o mayores más allá de las 16 AU de la estrella. Esto no descarta por completo que existan cuerpos más pequeños en esas regiones, pero sí limita de forma significativa las posibilidades.

La estrategia de ‘tres giros”’

Para llevar a cabo estas observaciones, el JWST probó por primera vez una técnica llamada estrategia de «tres giros», y el resultado fue excelente: la sensibilidad del sistema aumentó entre un 20 y un 30 %.

«Epsilon Eridani b es un exoplaneta gigante gaseoso que orbita alrededor de una estrella de tipo K. Fue descubierto en el año 2000 mediante el método de velocidad radial y, desde entonces, ha sido objeto de numerosos estudios. Su masa equivale a unas 0,66 veces la de Júpiter, aunque su radio estimado es mayor, alcanzando aproximadamente 1,25 veces el de Júpiter. Completa una órbita alrededor de su estrella cada 7,3 años, lo que corresponde a una distancia media de 3,53 unidades astronómicas (AU). Su órbita presenta una excentricidad baja, de 0,07, lo que indica que se trata de un recorrido relativamente circular. Clasificado como un planeta gigante gaseoso, Epsilon Eridani b se ha convertido en uno de los sistemas más interesantes por su cercanía a la Tierra y por la posibilidad de que existan otros cuerpos acompañándolo en este sistema estelar joven», explica la NASA.

Aunque la «mancha» detectada cerca de la posición prevista de Epsilon Eridani b no se ha podido confirmar como un nuevo planeta, esta investigación sigue siendo extremadamente valiosa. Las observaciones han permitido establecer límites más claros sobre la presencia de planetas gigantes alrededor de la estrella y descartar la existencia de cuerpos del tamaño de Saturno más allá de 16 AU.

Mirando hacia el futuro, es posible que en los próximos años se confirme finalmente la existencia de Epsilon Eridani b. También se podría descubrir una nueva generación de planetas más pequeños y rocosos orbitando cerca de la estrella, tal como se ha observado en otros sistemas jóvenes.

En astronomía, cada dato cuenta. Lo que hoy es una incógnita puede convertirse mañana en una certeza. Mientras tanto, la humanidad sigue mirando hacia las estrellas con la misma mezcla de curiosidad y paciencia de siempre.

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