La aspirina: ¿una nueva esperanza para prevenir la metástasis en cáncer?
La aspirina ha sido un pilar en la medicina durante más de un siglo, y su potencial para prevenir la metástasis en cáncer abre nuevas avenidas y esperanzas.
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La ciencia está librando una lucha sin tregua contra el cáncer. Día tras día se realizan investigaciones en todo el mundo, con el objetivo de combatir este flagelo. Varios estudios arrojaron datos sorprendentes sobre la eficacia de la aspirina para prevenir la metástasis.
La aspirina está considerada como un medicamento “humilde”. Se encuentra en la mayoría de los botiquines domésticos desde hace más de un siglo. Hasta ahora, se había utilizado para aliviar el dolor de cabeza o reducir la fiebre. Sin embargo, los hallazgos indican que también podría jugar un papel muy importante contra el cáncer.
Los estudios
Hay tres estudios recientes con resultados que están replanteando el potencial de este fármaco centenario dentro de la comunidad científica. Todos fueron realizados por prestigiosas instituciones: el Centro de Investigación del Cáncer (CIC) de Salamanca en España, el Instituto Francis Crick de Londres en Reino Unido y el Instituto Oncológico Vall d’Hebron de Barcelona.
Las investigaciones fueron publicadas en revistas científicas de alto nivel como Cancer Cell y European Journal of Cancer. En las conclusiones se indica que el ácido acetilsalicílico (AAS), que es el principio activo de la aspirina, parece interferir significativamente en los procesos biológicos que permiten a las células cancerosas diseminarse por el organismo.
Lo más interesante de estos hallazgos es que fueron realizados por equipos independientes en diferentes países. Sin embargo, todos apuntan en la misma dirección y llegaron a conclusiones similares.
Un gran descubrimiento
Las investigaciones encontraron que la aspirina no parece tener un efecto directo sobre los tumores primarios. Sin embargo, sí podría desempeñar un papel determinante en la prevención de la metástasis. Esta es el proceso por el cual las células cancerosas viajan a través del cuerpo y forman nuevos tumores en órganos distantes, causando el 90% de las muertes por cáncer.
¿Cómo se produce ese proceso? Los científicos encontraron tres mecanismos de acción de la aspirina. Son los siguientes.
Efecto sobre las plaquetas
Las plaquetas son células sanguíneas conocidas principalmente por su papel en la coagulación. Sin embargo, parecen tener un lado oscuro en la progresión del cáncer. Los investigadores descubrieron que forman una especie de “escudo protector” alrededor de las células cancerosas que circulan por el torrente sanguíneo.
Este escudo cumple dos funciones: oculta las células tumorales del sistema inmunitario para evadir las defensas naturales del organismo; por otro lado, les ayuda a anclarse en nuevos tejidos y órganos, iniciando la metástasis. La aspirina inhibe la activación plaquetaria, por lo cual contribuye a evitar ese proceso.
Acción sobre los nichos metastásicos
El equipo del Vall d’Hebron aportó una pieza adicional al rompecabezas. Descubrió que la aspirina actúa específicamente sobre las células madre metastásicas. Estas células son consideradas las “semillas” del cáncer.
Tales células pueden crear microambientes favorables para las células cancerosas, o “nichos pre-metastásicos”, en órganos distantes. Así preparan el terreno para que el cáncer se propague. La aspirina parece interferir con este proceso, pues dificulta la formación de estos nichos.
Componente antiinflamatorio
La inflamación crónica es una aliada del cáncer. Crea un entorno que favorece tanto el crecimiento tumoral como la diseminación metastásica. La aspirina es un antiinflamatorio y podría romper este círculo vicioso, aunque este aspecto requiere aún más investigación.
Resultados prometedores
Los experimentos realizados hasta ahora son muy prometedores. En ratones con cáncer de colon, mama y cabeza/cuello, el tratamiento con aspirina redujo notablemente la aparición de metástasis. En algunos casos, la reducción fue tan notoria que los investigadores se vieron obligados a repetir los experimentos para confirmar los resultados.
El estudio del Vall d’Hebron realizó un seguimiento a 1.200 pacientes durante cinco años. Los pacientes que tomaban dosis bajas de aspirina presentaron un 30% menos de recurrencias metastásicas en comparación con los que no la tomaban.
Todo indica que los efectos son más pronunciados en ciertos tipos de cáncer, como el colorrectal, de páncreas y de próstata. La investigación continúa y la esperanza aumenta.
Limitaciones y consideraciones
A pesar de los resultados alentadores, no se debe considerar la aspirina como un tratamiento alternativo o sustituto para los tratamientos convencionales contra el cáncer. La automedicación con aspirina sin supervisión médica puede conllevar riesgos, como hemorragias gastrointestinales y otros efectos adversos. Por lo tanto, siempre es más que recomendable que los pacientes decidan comentar cualquier uso potencial de aspirina con su oncólogo.
Conclusión
Aunque los estudios iniciales son alentadores, es esencial continuar investigando para confirmar estos hallazgos y establecer pautas claras sobre su uso en el contexto oncológico. La esperanza de que un medicamento tan accesible y conocido como la aspirina pueda jugar un papel en la lucha contra el cáncer y la metástasis es un recordatorio del poder de la investigación médica y la ciencia en la búsqueda de nuevas soluciones para enfermedades devastadoras. Mientras tanto, la prevención y el diagnóstico temprano siguen siendo las mejores estrategias en la lucha contra el cáncer.
Lecturas recomendadas
Temas:
- Cáncer