6 señales que indican que tu hijo está malcriado
Desde el momento que nació has velado porque tu hijo tenga todo lo que necesita para crecer sano, fuerte y, sobre todo, feliz. Por eso, no has dudado en darle todos los mismos, en permitirle que disfrute de ciertos caprichos, en estar siempre pendiente de sus necesidades…¿El resultado? Que si te has excedido en llevar a cabo esas actuaciones, puede ser que ahora tengas un pequeño que esté malcriado.
Para saber si realmente el menor está demasiado consentido o no, sólo debes seguir ciertas señales que así lo indican. Sigue leyendo y las descubrirás:
1-Siempre quiere más
Uno de los principales indicativos que vienen a dejar patente que un menor está especialmente malcriado es que jamás se conforma con lo que tiene. Es decir, de manera constante está pidiendo más y más cosas a sus padres, ya sea juguetes o golosinas por ejemplo.
Pero no sólo eso, además tampoco deja de hacer peticiones en cuanto a otras cuestiones, tales como tiempo de juego, actividades fuera de casa, visitas a sus familiares…Y es que su lista de solicitudes es siempre interminable, cuando parece que ya no puede pedir nada más, se saca de la manga algo nuevo, lo que resulta agotador para sus progenitores. De ahí que sea necesario que, en un momento determinado, tengan que ponerle unos límites muy claros.
2-Quiere tener a todo el mundo bajo su control
No menos importante es saber que otra de las señales que identifican al niño malcriado es que quiere tener a todo y a todos bajo control. Con esto nos referimos a que desea ser el que dirige a los demás, ya sean menores o adultos, para que estén donde considere oportuno, para que hagan lo que quiere y para que no acometan ninguna acción que no haya pedido.
Esto es debido, entre otras cosas, a que los pequeños no saben distinguir quienes son las personas que están a su mismo nivel, en cuanto a edad, y quienes están por encima. De ahí que pretenda tratarlos a todos igual.
Hay que tener claro que cuando alguien no hace lo que ordena o quiere su reacción será gritar, patalear, enfadarse y convertirse en un mar de lágrimas.
3-Entre berrinches y pataletas constantes
Los niños caprichosos y consentidos tienen una “herramienta” vital en su día a día para poder conseguir mostrar su enojo y para que se haga lo que ordenan: las pataletas y los berrinches. Así, cuando algo se sale de lo que quieren, no hacen otra cosa que montar un auténtico espectáculo, lleno de patadas, llantos, caídas al suelo, tirar todo lo que encuentren a su alcance…
4-Es egoísta
Ni que decir tiene que los profesionales de la educación, los psicólogos y los pedagogos también establecen que otra señal clara de que un menor es un malcriado es que, al mismo tiempo, es especialmente egoísta. Eso le lleva a no querer compartir nada que sea suyo con nadie, ya sea un juguete con sus compañeros de guardería o una simple gominola de su bolsa con sus familiares.
Se considera que los niños menores de 3 años son los que suelen tener un marcado egoísmo, porque no saben aún diferenciar qué es compartir y qué no. Sin embargo, si pasada esa edad continúan siendo como el Gollum de la saga “El señor de los anillos”, el de “mi tesorooooo”, está claro que hay un problema: está muy consentido.
5-Te avergüenza delante de la gente
Muy en relación con el punto 3 de esta lista se encuentra esta otra señal. Y es que para poder conseguir lo que quiere cuando desea, el mimado y malcriado recurre a montar pataletas y cuadros de llantos y gritos delante de la gente, cuando está con sus padres en la calle. De esta manera, lo que logra es que esos, con tal de no sentirse avergonzados por el “espectáculo” de su hijo, acaben dándole lo que pide, para que así se calle.
No obstante, no hay que pasar por alto que en otras ocasiones, montará esos ciscos simplemente para llamar la atención de su padre o madre, si está hablando con alguien y por eso no está pendiente como le gustaría.
6-Sólo hace las cosas a cambio de algo
De la misma manera, debes fijarte en el comportamiento de tu hijo respecto a hacer las cosas que le pides. Es decir, si le solicitas que lleve a cabo una tarea y sólo accede a realizarla si le das algo a cambio, ya sea un regalo o un dulce por ejemplo, ten claro que lo has malcriado.
¿Pretendes que a lo largo de su vida lleve a cabo sus responsabilidades sólo si logra algo como contraprestación? Eso es un grave error. Todos tenemos nuestros deberes y debemos cumplirlos, pero no porque consigamos a cambio un dinero o un beneficio.
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