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¿Puedo vacunar a mi bebé si está resfriado o tiene fiebre?

La respuesta la encontramos en una pediatra que explica lo que debemos hacer

Vacunas bebés: claves de vacunación en los recién nacidos

Las ventajas de las vacunas para los niños

A pesar de la  importancia de las vacunas en los bebés, cuando los más pequeños de la casa están enfermos, es común que los padres se pregunten si es seguro continuar con el calendario de vacunación. Los mocos, la tos o incluso episodios de fiebre pueden generar dudas sobre si aplazar la dosis de vacuna que le toque al bebé es la mejor opción. Sin embargo, los especialistas insisten en la importancia de seguir las pautas marcadas para proteger la salud de los niños. Pero, ¿qué dice la evidencia médica sobre este tema? ¿Es recomendable vacunar al bebé si está enfermo? ¿Y si tiene fiebre?.

Los resfriados son casi inevitables durante los primeros años de vida del bebé. Según los expertos, los niños escolarizados suelen pasar la mayor parte del año con síntomas leves, como mocos y tos. Posponer las vacunas cada vez que el niño presenta estos síntomas puede significar retrasos importantes en el calendario de inmunización, lo que podría exponerlos a enfermedades graves. Es fundamental entender qué síntomas realmente contraindican la vacunación y cuáles no lo hacen. Por este motivo, vamos a abordar a continuación cuándo es seguro vacunar a un niño resfriado o con fiebre y por qué seguir el calendario de vacunación es crucial para su salud. Además, aclararemos las dudas más comunes que surgen entre los padres para que puedan tomar decisiones informadas con la tranquilidad de estar cuidando lo mejor posible de sus pequeños.

¿Puedo vacunar a mi bebé si está resfriado?

Un resfriado común, con síntomas leves como mocos y tos, no representa una contraindicación para vacunar a un bebé. Según la pediatra Lucía Galán, conocida como Lucía My Pediatra, estos síntomas son parte de la rutina en niños pequeños, especialmente en temporadas como el otoño y el invierno, donde las infecciones respiratorias son frecuentes.

Es importante destacar que posponer las vacunas por este motivo puede tener consecuencias negativas. Las vacunas están diseñadas para proteger a los niños de enfermedades potencialmente graves. Si un resfriado leve se convierte en motivo recurrente para aplazar las dosis, el niño podría quedar expuesto a enfermedades prevenibles durante períodos críticos.

Además, los calendarios de vacunación están estructurados para garantizar una inmunización óptima en cada etapa del desarrollo. Retrasarlos puede afectar la eficacia de la protección que ofrecen.

¿Qué pasa si el niño tiene fiebre?

La fiebre es una de las preocupaciones más comunes entre los padres cuando se acerca la fecha de vacunación. En este caso, la recomendación médica es clara: no se debe vacunar al niño si tiene fiebre en ese momento. Sin embargo, no se trata de un riesgo médico grave, sino de una precaución lógica para evitar confusiones entre los efectos secundarios leves de la vacuna (como fiebre pasajera) y los síntomas de la enfermedad que el niño ya presenta.

Es importante tener en cuenta que no existe un intervalo fijo de tiempo que deba respetarse tras la fiebre. En cuanto el niño esté afebril y recuperado, puede recibir la vacuna. Este enfoque permite mantener la inmunización al día sin poner en riesgo la salud del bebé.

¿Por qué es importante no retrasar el calendario de vacunación?

Las vacunas son una de las herramientas más eficaces para proteger a los niños contra enfermedades graves. Enfermedades como el sarampión, la tos ferina o la meningitis pueden tener consecuencias severas e incluso mortales si no se previenen adecuadamente. Retrasar las vacunas aumenta el riesgo de exposición y puede dejar a los niños vulnerables en momentos críticos.

Además, las enfermedades comunes como los resfriados son parte del desarrollo normal del sistema inmunológico de los niños. A menos que haya una condición médica más seria, los síntomas leves no deben ser motivo para aplazar la vacunación. De hecho, el riesgo de contraer enfermedades prevenibles supera con creces cualquier inconveniente menor asociado a la vacunación en niños con resfriados.

¿Cómo tomar decisiones informadas sobre la vacunación?

Es normal que los padres tengan dudas cuando se trata de la salud de sus hijos. Para tomar decisiones informadas, es recomendable seguir estas pautas:

En conclusión, vacunar a los niños es una de las formas más efectivas de proteger su salud a largo plazo. Un resfriado común con mocos y tos no debería ser motivo para retrasar la vacunación. En el caso de la fiebre, basta con esperar a que el niño esté recuperado antes de administrar la dosis correspondiente. Mantener el calendario de vacunación actualizado es clave para garantizar que los más pequeños estén protegidos frente a enfermedades graves.