Lactancia materna

Dolor en el pecho durante la lactancia: síntomas de las mastitis

Las mastitis es una dolencia que afecta apróximadamente al 10% de las mujeres que dan el pecho a su bebé.

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Qué es la mastitis durante la lactancia y cómo tratar
Blanca Espada

Muchos son las cuestiones que pueden preocupar a la mujer una vez el bebé ha nacido dado que además de todo lo relacionado con el cuidado del recién nacido, está también la cuestión de la lactancia que es el mejor alimento para el bebé aunque en ocasiones puede derivar en cierto riesgo para nuestra salud. Os hablamos ahora de sentir dolor en el pecho durante la lactancia: síntomas de las mastitis.

Dolor en el pecho durante la lactancia: síntomas de las mastitis

Poco se habla de la mastitis por lactancia, que afecta aproximadamente al 10% de las madres en los primeros tres meses de vida del bebé y que es algo que no se debe dejar pasar .

La mastitis es una inflamación de la mama con o sin infección, es decir, no siempre habrá bacterias en las glándulas mamarias. Durante la lactancia, puede deberse a que la leche quede atrapada en los conductos mamarios o al daño del pezón.

¿Cómo saber si es mastitis?

Es imposible ignorar los síntomas de la mastitis en la lactancia: la mama está dura, enrojecida y dolorosa en al menos un cuadrante (es raro tener mastitis en ambas mamas al mismo tiempo), pero además de eso suele causar fiebre, malestar y escalofríos.

De este modo, los primeros síntomas pueden ser parecidos a los de un resfriado, por dolor en el cuerpo y alta temperatura, pero es muy importante una atención precoz y bien focalizada que evitará incluso la necesidad de medicación.

Tratamientos y alivio del dolor

Si la mastitis se detecta temprano, el dolor se puede controlar en casa manejando el seno afectado. En este sentido, el primer paso es vaciar el pecho de forma manual o con sacaleches.

Todo irá bien si se trata de mastitis no bacteriana. Pero, si la fiebre no cesa en 24 horas, es fundamental someterse a una evaluación por parte de un especialista, sin importar qué tan segura esté la madre del vaciado de los senos. Esto indica que la mastitis es bacteriana, lo que hace que el antibiótico sea necesario para la curación.

La lactancia materna acelera la curación

A pesar del dolor, se recomienda seguir amamantando durante todo el proceso de diagnóstico y tratamiento de la mastitis. El bebé es mejor que cualquier dispositivo para drenar el pecho correctamente y asegurar que el pecho esté realmente vacío, lo que acelera la cicatrización.

El hecho de que la inflamación aporte algo de pus a la leche y altere un poco su sabor no debe ser motivo de preocupación o temor. Está bien que el bebé succione un poco de pus. Sin embargo, si la madre no se siente bien, puede drenar el comienzo de la leche y luego ofrecer el pecho

¿Cuál es la causa?

La mastitis por lactancia cuando no es con infección, suele producirse debido a que la leche se detuvo durante mucho tiempo en los senos entre las tomas, una situación técnicamente llamada «estasis de la leche». Esta leche provoca un aumento de la presión interna en el conducto mamario, y de ahí el famoso «endurecimiento» de la leche . Luego viene la obstrucción e inflamación de este conducto.

En los casos de mastitis bacteriana, sin embargo, el factor de riesgo es tener lesiones en el pezón, como las no infrecuentes grietas en los pezones al inicio de la lactancia. Las mujeres que amamantan están más sujetas [a la inflamación e infección], ya que se expone más la mama a micro lesiones provocadas por el roce de la boca del bebé durante la lactancia, por los arañazos provocados por la uña del bebé o por el uso constante del saca leche.

Cómo evitar la mastitis en la lactancia

Una vez que se conocen sus causas, la mastitis se puede prevenir fácilmente.

En primer lugar, es importante no dejar espacios demasiado grandes entre las tomas para evitar que la leche se atasque. Lo ideal es amamantar a demanda , es decir, cuando el bebé quiera. Las mujeres que optan por alimentarse a una hora determinada, generalmente cada tres o cuatro horas, tienen muchas más probabilidades de tener mastitis.

También debes asegurarte de que los senos estén completamente vacíos al final de cada toma. Para ello, será bueno acostumbrarse a una palpación permanente, siempre inspeccionando el seno. Si te cue cuenta de que aún queda leche, la debes sacar apretando el seno con la mano o usando el sacaleches.

Por último, una sujeción adecuada evita la mastitis bacteriana, ya que es su defecto el que hace que los pezones se agrieten. El bebé debe tener la boca bien abierta y los labios hacia afuera (como la boca de un pez pequeño), envolviendo toda la areola (y no solo el pezón). La barbilla debe tocar el pecho, pero la nariz no.

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